La desaparición: una herida abierta en México
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Publicado en Camino al Andar
3 de septiembre de 2025
Texto: Alberto Colín Huizar
Fotografías: Francisco Lion

El pasado 30 de agosto se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, una fecha instaurada por la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas para honrar la memoria de aquellas personas víctimas del nefasto crimen de la desaparición. En México, esta fecha en el calendario se ha convertido en un momento central para posicionar las demandas de verdad y justicia de los múltiples colectivos de familiares de personas desaparecidas que inundan nuestra dolida geografía nacional.
En al menos trece estados de la república, diferentes colectivos y organizaciones de víctimas convocaron a jornadas de protesta de todo tipo, desde multitudinarias marchas integradas por cientos de personas portando camisetas y mantas con los rostros de desaparecidxs, hasta actos de memoria como veladas, colocación masiva de fichas de búsqueda y actos culturales para denunciar las violencias y la impunidad que prevalece en un país con más de 134 mil personas desaparecidas, según el registro oficial que crece día con día, incluso mientras usted lee esto.
Jalisco, Morelos, Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Chiapas, Sinaloa, Sonora, Baja California, Tamaulipas, Colima, Veracruz y Ciudad de México son algunas de las entidades donde se realizaron actos públicos a los cuales acudieron las familias a expresar sus dolores frente a un gobierno indolente que, aunque con ciertos avances en materia de búsqueda y acceso a la justicia de las víctimas (no por su voluntad, sino por la presión política de los colectivos), no ha profundizado un andamiaje institucional y político que permita darle seguimiento particular a las miles de carpetas de investigación sobre incidentes de desaparición, así como mejorar sus capacidades humanas y técnicas en las búsquedas e identificación de restos humanos y, sobre todo, ofrecer un trato de respeto a los derechos humanos con las víctimas.
En el caso de la capital veracruzana, el colectivo Buscando a Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas Veracruz y el colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera – Xalapa, realizaron una jornada de memoria junto a diferentes colectividades solidarias que acompañan la lucha de las familias. Este evento político tuvo como demanda central la “inacción del gobierno en materia de búsqueda”, pues a pesar de que en Veracruz existen alrededor de siete mil personas desaparecidas, la actual gobernadora Rocío Nahle y la Comisión Estatal de Búsqueda a cargo de la burócrata morenista Lutgarda Madrigal, no han generado cambios al interior de la institución para mejorar sus áreas de trabajo. De hecho, la titular de la Comisión en sus declaraciones públicas ha tratado de aminorar la situación de inseguridad en la entidad, insistiendo en que los reportes de desapariciones que llegan diariamente son “ausencias voluntarias”, lo que revela su profundo desconocimiento de la complejidad de la desaparición forzada en el país.
Una dimensión que suele ser invisibilizada por las autoridades es que buena parte de estas desapariciones están articuladas con la participación por comisión u omisión por parte de agentes estatales del régimen político veracruzano, que han establecido vinculación y acuerdos con grupos armados ilegales que operan con impunidad para infundir terror en las comunidades. Esta dimensión ha sido sistemáticamente denunciada por los colectivos de familiares, quienes han argumentado que el Estado no busca a los culpables porque al buscarlos se encontrarían a ellos mismos. En el comunicado leído por las madres buscadoras en Plaza Regina se sentenció lo siguiente:
“Nos dicen que ahora solo son desaparecidas las personas por particulares, sin que participen las autoridades del Estado, y nosotras constatamos lo contrario, que siguen siendo las policías, siguen siendo las autoridades, las que directamente, o permitiendo o generando las condiciones, desaparecen a nuestros familiares. Afirmamos entonces, que todas las desapariciones, son desapariciones forzadas, que no son casuales, no son aisladas, todas están vinculadas a este sistema perverso que aniquila principalmente a las y los jóvenes, a quienes considera desechables”
En la jornada realizada en Xalapa este 30 de agosto pasado, el grito de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” retumbó en la voz de las familias de personas desaparecidas: madres, padres, tías, hermanas y esposas quienes habitaron con dignidad la Plaza Regina frente al asedio policial y la mirada enjuiciadora de una parte de la población. Las artes fueron centrales en la propuesta convocada por los colectivos. Se realizaron actos de performance sobre la ausencia, como el unipersonal que elaboró la artista Amairany Mora o la colocación de siluetas hechas de cartón que simularon el diálogo de funcionarios veracruzanos en las mesas de negociación que, en palabras de una compañera buscadora, “así mismo como estas figuras de cartón son inertes, los funcionarios de verdad tampoco hacen nada”.
La suma del son jarocho de Arancha y Las Arrieras, la música a cargo del grupo de Capoeira Angola, así como el rap de Nacho y Aimar, hicieron eco de las demandas de verdad y justicia de las familias que agradecieron el acompañamiento. Además, la suma de voluntades de diferentes personas solidarias que aportaron palabras y presencias desde el arte gráfico, la poesía y de iniciativas como la elaboración de fanzines y libros de memorias colectivas fueron fundamentales para congregar a las personas que transitaron en distintos momentos por el evento. Todas estas participaciones abonaron a la concientización y sensibilización de la vinculación de la sociedad civil que no ha vivido la desaparición de un familiar con los colectivos de víctimas, desde el entendimiento de que estar del lado de ellas y ellos es un ejercicio de dignidad, pues “no es caridad ni acompañamiento distante: es responsabilidad colectiva”, como comentó el fotógrafo Francisco Lion.
Este tipo de acciones de visibilización pública de la desaparición forzada, como actos de memoria y de posicionamientos políticos, también implica abrazarnos colectivamente para tratar de sanar una herida que la violencia ha dejado en nuestra sociedad. Es verdad que hay tristezas en esta lucha, que lloramos junto con las familias y que nos duele acompañar esta lucha, porque la empatía es poderosa y nos mueve a sentir como ellas y ellos, pero también es cierto que hay resistencia y rebeldía en las familias, que nos inspiran a seguir habitando con fuerza ante este escenario a veces tan sombrío. Como han dicho lxs zapatistas sobre aquellos que buscan a sus seres queridos, “les encuentren o no, deben tener la satisfacción de habernos hecho ver A TODOS que esos ausentes, también son nuestros ausentes. Cada quien con su cada cual, en su geografía, con su modo, con sus conocimientos, imaginación, creatividad. Un día para abrazar a quien busca sin descanso. Una lucecita para quien busca romper la noche del olvido. Un día al menos para recordarles y recordarnos que la vergüenza, la empatía, la rabia, la dignidad también son humanas”[1].
Este es un gran acierto de los colectivos de familias buscadoras: tienen la capacidad para hacernos ver que esta es una lucha desde el amor, desde el cariño, donde todxs podemos aportar, con mucho o poco de lo que hacemos, para lograr verdad y justicia. Ojalá no tuviéramos por qué pasar horas organizando este tipo de actividades. Ojalá las familias no tuvieran que cargar las lonas con los rostros de las desaparecidas. Ojalá no tuvieran que aguantar el calor de la jornada y los agravios de policías que les toman fotos para criminalizarlas. Ojalá no tengamos razones para conmemorar un 30 de agosto. Ojalá no existieran instituciones encargadas de buscar a las personas desaparecidas. Ojalá no existiera el oficio de la buscadora. Ojalá las madres no tuvieran que vivir con esa zozobra de saber dónde están sus hijos. Ojalá no hubiese habitaciones vacías esperando a quienes las habitaban. Ojalá no existiera la ausencia.
Pero mientras no estemos todas y todos los que faltan, mientras esa justicia no este cabal, seguiremos haciendo ruido en las calles, nombrando a lxs desaparecidxs y organizándonos para acuerpar a las víctimas que en todos los rincones de este país exigen justicia y paz ante una violencia atroz que despoja memorias y vidas.
Esto es por Yosi, por Manolo, por Rafa, por Toñito, por Dieguito, por Javier, por Mario Alberto, por Sergio y Liliana, por Viridiana, por las miles de personas que son buscadas por alguien que les ama.
¡Hasta encontrarles!


[1] Véase el comunicado “Oigan…”, firmado por el Subcomandante Insurgente Moisés. Enlace Zapatista. Disponible en: https://enlacezapatista.ezln.org.mx/2025/03/17/oigan/
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