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La belleza de la lucha colectiva

Publicado en Camino al Andar

13 de noviembre de 2022


La presentación que se difunde del libro Las raíces del despojo. Historias y memorias de Cherán y su bosque nos advierte que narra los eventos más significativos en torno a la protección y despojo del bosque de Cherán a lo largo de más de un siglo, y que destaca los hechos que tuvieron lugar a mediados de abril de 2011, cuando el pueblo se levantó para recuperar su territorio y soberanía como comunidad indígena. La página de El Timón librerías resalta que es un libro de Edgars Martínez; la de U-Tópicas, que nos anuncia la promoción de libros de arte, feminismos y movimientos sociales, se enfoca en la coautoría de Daniela Rico. La verdad es que en la producción de este libro intervinieron muchas cabezas y manos. El fondo de la narración corresponde a la tesis de maestría de Edgars Martínez. La forma literaria corresponde a Daniela Rico que es escritora, poeta, editora y traductora. Contiene coloridas ilustraciones de María José Rico y Rafael Acedo que se realizaron en contacto con la comunidad. Itzia Irais Solís es presentada como responsable del diseño editorial.


Edgars Martínez Navarrete es un antropólogo chileno, integrante del medio de comunicación autónomo mapuche AUKIN; integrante del grupo de trabajo de CLACSO Marxismos y resistencias del sur global. Ha estado defendiendo a los presos políticos mapuche. Estudió la maestría y el doctorado en antropología en el CIESAS de la ciudad de México. Su tesis de maestría la tituló Bosque para quien lo trabaje. Relaciones de producción e identidad política en los procesos de autonomía indígena. El caso de Cherán K’eri. La defendió en 2017 y recibió el importante premio del INAH Fray Bernardino de Sahagún en 2018. Ha escrito una gran cantidad de textos académicos sobre la situación Mapuche. Meses después del movimiento chileno de 2019 publicó un análisis en torno a ese levantamiento comunitario popular de Chile y el Walmapu. Junto con Raúl Zibechi coordinó el seminario de la cátedra Jorge Alonso en 2020 y publicó el libro Repensar el sur, las luchas del pueblo Mapuche, el cual ha sido descargado alrededor de doscientas mil ocasiones. En la revista del CIESAS en 2021 coordinó el número dedicado a antropología y marxismo. En un libro colectivo junto con otro coautor ese año publicó un capítulo en torno a experiencias de poder popular destacando la autogestión y las autonomías. Al lado de varios escritores en una columna de opinión se dieron pistas de las finalidades de los poderosos para construir la idea del narcoterrorismo en Walmapu. Este año en un libro colectivo sobre las resistencias y alternativas escribió el capítulo en torno a la matriz colonial de acumulación capitalista y sus mecanismos eclesiásticos de hegemonía en el territorio mapuche con una lectura de la larga duración. En la revista Antrópica publicó un artículo en el que trató el corpus etnológico de Marx. En otra revista en línea, junto con varios académicos, hizo la presentación de un dossier sobre autonomía y movimientos sociales; en la revista RUNAS fue parte de los presentadores del dossier sobre el aprendizaje desde los movimientos comunitarios populares; en la revista PACHA al lado de un colega hizo la presentación del dossier Marx, los marxismos y la cuestión colonial. Se trata de un escritor prolífico y profundo.


El libro inicia visualizando cómo la vida ha regresado a Cherán. Se relata cómo desde tiempos inmemoriales la comunidad convivía con su bosque que ofrecía una variedad de elementos para sus quehaceres cotidianos. El bosque se cuidaba para que se regenerara. Pero se constata que el saqueo data de muchísimos años con el ingreso del ferrocarril. Los capitalistas prometían progreso que era despojo. Llegaron los aserraderos. Las compañías madereras devastaron los bosques. Se instauró la técnica de tala masiva. Algunos comuneros cedieron ante esa embestida, pero otros no aceptaron que sus bosques se vendieran. En la época revolucionaria un grupo rompió el contrato de arrendamiento que permitía el desmonte de sus bosques, boicoteó la construcción de vías de tren en su territorio. Pero la represión fue sangrienta. La tala indiscriminada prosiguió. No obstante, fruto de la revolución se legisló la primera ley forestal que implicaba la creación de una policía forestal, la exigencia de permisos y la anulación de contratos de arrendamiento firmados durante el porfiriato. Pero de manera ilegal se siguió explotando el bosque y a la gente. Se propició la figura de los talamontes. Con Cárdenas se establecieron cooperativas forestales. Las empresas extranjeras dejaron de ejercer el dominio sobre los bosques. Pero los talamontes se incorporaron al proyecto de nación que quería aprovechar los bosques para hacerse de recursos. Ni el ordenamiento jurídico ni el cooperativismo fueron capaces de frenar el abuso capitalista del bosque. A mediados del siglo XX vinieron las vedas. Parte de la actividad forestal se pasó a la clandestinidad. La modernidad introdujo cambios tecnológicos en la tala. Las disputas por el control del bosque repercutían en el entramado comunitario. Pese al auge neoliberal, a contracorriente en Cherán se logró la titulación comunal y se reconoció a su pueblo como comunidad indígena. No obstante, esos avances se vieron contrarrestados por la irrupción de la agroindustria aguacatera que se extendió derribando bosques. Posteriormente la fragmentación interna en Cherán abrió las puertas al crimen organizado. Los talamontes se vincularon a ese crimen. Había devastación y enorme violencia. Protegidos por la impunidad los criminales se expandieron con el cobro de piso y otras formas de extorsión a la gente. La violencia penetró la vida económica, política y social. El terror se instaló. Cuando la tala llegó cerca de uno de los ojos de agua de inmensa importancia para la comunidad, las mujeres lanzaron un ya basta y decidieron detener esa situación. Se dio llamado de alarma cuando los talamontes armados llegaron al pueblo. Las mujeres se plantaron frente al crimen y capturaron a varios de ellos. El pueblo se atrincheró. Los comuneros pusieron barricadas, expulsaron a las talamontes externos, y también a las autoridades que habían sido cómplices del crimen organizado. Desmantelaron el cuartel de policía y las sedes de los partidos políticos. El autositio duró ocho meses. Voluntarios organizaron grupos de vigilancia que se convirtió en la ronda comunitaria y en el equipo de guardabosques. La gente se reunía en las fogatas de las cocinas públicas instaladas por las mujeres. Al calor de esas fogatas discutieron sus acciones de reforestación, alimentación y seguridad. El pueblo inició una lucha jurídica que ganó para que se recociera su autonomía. Esta experiencia transformó al pueblo. Se cambiaron las formas de relacionarse entre las personas, con el bosque y el territorio. De manera colectiva el pueblo recuperó el control de su territorio. Este largo trayecto es narrado con un estilo accesible, muy poético y acompañado de bellas ilustraciones que conforman un libro de historia, resistencia, y lucha que ha deslumbrado a quienes buscan hacer un mundo otro, vivible y convivible entre las personas y con un enorme respeto por la madre tierra y la naturaleza. El libro da cuenta de las contradicciones internas y externas de una comunidad en lucha de manera muy dinámica y produciendo un impresionante placer estético.


Impresionado por la lucha de Cherán en la época de la recuperación de su territorio escribí que la comunidad indígena de Cherán, cansada de los malos gobiernos locales, había rechazado que se realizaran en su territorio elecciones municipales. Los pobladores impulsaron un proceso propio y se erigió un municipio autónomo. Los comuneros formaron una policía para defender sus bosques de talamontes y paramilitares. En marzo de 2011denunciaron el secuestro de once pobladores. El 18 de abril un grupo de comuneros sufrió una emboscada en la que murieron dos personas y otras quedaron heridas. La procuraduría estatal quiso hacer aparecer el hecho como un enfrentamiento entre dos poblados, en la que el supuesto bando contrario había tenido el saldo de seis muertos. Los comuneros de Cherán demostraron que no se había dado ningún enfrentamiento, y que los muertos que se les querían atribuir los había ido a arrojar el gobierno que protegía a los paramilitares. De inmediato se organizó una demanda firmada por un gran número de personalidades de todo el mundo y muchos organismos nacionales e internacionales que exigían castigo a los verdaderos culpables de los asesinatos, desapariciones y secuestros, y el respeto al municipio autónomo y a sus bosques.


Desde entonces se ha incrementado la militarización simulando que se trata de una respuesta al crimen organizado, cuando existen otros caminos. La escritora Magdalena Gómez ha destacado que Cherán se ha erigido como un importante ejemplo de haber protegido sus bosques frente a la tala ilegal y armada. Ha demostrado que la seguridad se garantiza por medio de la organización popular. Frente al capitalismo y al Estado se encuentra la autogestión y la dignidad de los pueblos.


En la reunión del Congreso Nacional Indígena realizada cuando conmemoraba sus 26 años, los participantes provenientes de pueblos originarios de gran parte del territorio nacional se refirieron a los enormes agravios que sufrían los pueblos originarios con el avance de un capitalismo destructor y un poder político militarizado a su servicio. Se multiplicaban los despojos de tierras y agua. Avanzaba la destrucción de bosques con grupos armados y asesinato de líderes comunitarios como había sucedido en Cherán. Muy grave era el desarme de las guardias comunitarias en la Costa Chica de Guerrero y la amenaza que se había dado contra Ostula población originaria que se estaba defendiendo jurídica y políticamente de una imposición de un modelo que no reconocía las diferencias existentes en las comunidades. En Michoacán se había aprobado una reforma al artículo 104 fracción 3 que estipulaba que únicamente reconocerían las guardias comunitarias validadas por el Estado y con ejercicio presupuestal tutelado. Lo anterior intentaba dividir a los pueblos entre “autonomías buenas y autonomías malas”. La autonomía se había venido ejerciendo sin necesidad de que fueran validadas por ningún gobierno. Las agresiones y la conflictividad iban en aumento por todo el país, y se había constatado que las autodefensas eran indispensables para resguardar la autonomía. Lo significativo de estas luchas ha sido que se están expresando en diversos rincones de México y del mundo. Por ejemplo, en recientes manifestaciones de defensa del territorio Mapuche en la parte de Argentina se ha levantado la voz de las mujeres para recalcar que a ellas no les interesa ninguna especulación inmobiliaria, no les interesa vender el territorio, no les interesa vender la madera, no les interesa el turismo, sino que les interesa su ser Mapuche. En sus territorios practican su espiritualidad y hacen saber que no las van a detener.





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