Desaparición de personas en Chiapas. El murmullo por la Verdad y Justicia
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18 de mayo de 2025
Por FrayBa

El murmullo por la Verdad y Justicia
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La desaparición de personas en MĆ©xico, se ha vuelto un cotidiano, una prĆ”ctica sistemĆ”tica y generalizada que constituye un crimen de lesa humanidad. Estos hechos se siguen dando con la complicidad, connivencia, omisión y aquiescencia de la autoridad. De otro modo no se podrĆa sostener. Este fenómeno tiene una raĆz histórica tanto en MĆ©xico como en otros paĆses de nuestro continente. Ha sido una prĆ”ctica para controlar, infundir miedo e incluso para exterminar a personas y grupos subversivos que el Estado los considera un peligro o sus enemigos. AsĆ ocurrió antes, durante y despuĆ©s del 68, en el periodo llamado guerra sucia, tales desapariciones fueron efectuadas por agentes estatales (fuerzas armadas y policĆas de seguridad).
En el caso de Chiapas, a raĆz del levantamiento armado en 1994, el Estado mexicano implementó acciones de contrainsurgencia contenido en el llamado plan de campaƱa Chiapas 94. Una de las formas para desarticular al movimiento zapatista fue fomentar la creación, adiestramiento y operación de grupos paramilitares en las zonas de mayor influencia zapatista. Estas acciones paraestatales derivaron en desplazamientos, en la Masacre de Acteal, municipio de Chenalhó, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.Ā
La polĆtica contrainsurgente impulsada por el Estado mexicano entre 1995 y 2000 en la zona norte de Chiapas, concretamente en los municipios de Yajalón, Palenque, Salto de Agua, Sabanilla y Tila dejó 38 personas desaparecidas a manos de un grupo paramilitar y 32 combatientes Zapatistas desaparecidos. Por otro lado, la incursión policiaca que masacró a varias personas en el poblado Viejo Velasco municipio de Ocosingo en 2006, fueron desaparecidas 4 personas. Varios de estos casos estĆ”n en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y en el caso de Sabanilla, desaparición forzada de Antonio GonzĆ”lez MĆ©ndez en 1999, base de apoyo zapatista, cuya desaparición fue perpetrada por un grupo de paramilitares fomentado y creado por el mismo Estado como parte del Plan de CampaƱa Chiapas 94.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Co IDH) señaló al Estado mexicano, en diciembre de 2024, que es responsable por desaparición forzada en prejuicio de Antonio GonzÔles, como los derechos humanos violados a su núcleo familiar , ordenando a México la creación de un registro único de personas desaparecidas y la categorización clara de desapariciones forzadas para facilitar su investigación y erradicación.
Al 10 de mayo de 2025, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) contabiliza mĆ”s de 128,331 personas desaparecidas. 1546 desaparecidas en Chiapas al dĆa de hoy. El incremento es alarmante: entre 2019 y 2023, el nĆŗmero de desapariciones creció un 358%, concentrĆ”ndose en territorios disputados por grupos criminales que actĆŗan con tolerancia de autoridades locales, estatales y federales, asĆ como empresas transnacionales.
El estado supera ampliamente el promedio nacional en desaparición de mujeres, representando mĆ”s del 60% de los casos en el estado, muchas vinculadas a redes de trata y explotación sexual. Esta violencia responde a una estrategia estructural que busca imponer control social mediante el terror y el silenciamiento. Sigue pendiente la instalación del Consejo Estatal Ciudadano, contemplado en la Ley estatal de desaparición, esencial para garantizar la participación de las vĆctimas en la formulación de polĆticas pĆŗblicas.
Pese a ello, el Estado mexicano persiste en su narrativa de seguridad, omite sus obligaciones de investigar, sancionar y reparar. El miedo inhibe las denuncias, y la falta de medidas estructurales generando una crisis humanitaria.
La desaparición de personas en MĆ©xico es una herida abierta; la impunidad y el abandono institucional no pueden seguir perpetuando el dolor de las vĆctimas y sus familias. Las autoridades tienen el deber ineludible de respetar, proteger y reparar los derechos humanos vulnerados. Ante el clamor incansable de las madres buscadoras y sus familias, el Estado debe responder. El silencio no es opción, los murmullos por la verdad y la justicia van creciendo hasta encontrarles.