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Carta abierta al EZLN, a las JGB, a los MAREZ y a todas las Comunidades Bases de Apoyo Zapatistas

Publicado en Camino al Andar

11 de septiembre de 2022

Por Festival por la Vida y por la Paz. Vivan los Caracoles Zapatistas

Fotoreportaje por Inés Durán Matute


Carta abierta al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a las Juntas de Buen Gobierno,

a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas y a todas las Comunidades Bases de Apoyo Zapatistas.



Queridos compañeros, compañeras, compañeroas,


Reciban un abrazo fraterno y cariñoso en estos días lluviosos de agosto. Les escribimos a nombre de quienes formamos parte del Festival por la Vida y por la Paz. Vivan los Caracoles Zapatistas. Con este festival culminamos un ciclo de actividades que hemos realizado durante el mes de agosto, y al que hemos llamado #AgostoRebelde. Somos hombres, mujeres y otroas que, a título individual o en colectivo, decidimos realizar esta pequeña actividad para celebrar los 19 años de los Caracoles Zapatistas y las Juntas de Buen Gobierno, así como para denunciar los ataques que los malos gobiernos emprenden contra ustedes.


Muchos de nosotros, nosotras, nosotroas, ni siquiera habíamos nacido en 1994 cuando ustedes, armados de digna rabia, decidieron ponerle un alto al mal gobierno y empezar a construir un proyecto de Vida. Ya sea por medio de libros, por lo que nos han contado, o porque lo hemos visto, sabemos que los Caracoles Zapatistas y que las Juntas de Buen Gobierno son la prueba concreta de que otro mundo sí es posible, un mundo donde el pueblo manda y el gobierno obedece. Sabemos también, compas, que ustedes, sin aceptar un sólo peso del mal gobierno, y con harta resistencia y rebeldía, han construido escuelas y sistemas educativos; clínicas, hospitales y un sólido sistema de salud, viviendas, cooperativas, medios de comunicación, sistemas de seguridad y justicia y un largo etcétera. Su imaginación y persistencia es algo que admiramos, como admiramos también el papel que las mujeres zapatistas han asumido en la construcción de ese otro mundo.


Para nosotros, nosotras, nosotroas, los Caracoles representan:


Un horizonte de ESPERANZA en tiempos de pandemias, colapsos y crisis civilizatoria.

Un abrazo de SOLIDARIDAD en tiempos de competencia, egoísmo e individualismo.

Un ejemplo de DIGNIDAD en medio del despojo y el desprecio.

Un gesto radical de TERNURA en medio de la guerra.

Un CUIDADO de la vida, en tiempos de feminicidios, desapariciones y masacres.

Una apuesta por la MEMORIA, en medio del olvido.

Un ejemplo de que otra política es posible, una basada en la ÉTICA.

Una guía en la búsqueda de otros modos de relacionarnos con la NATURALEZA y los TERRITORIOS que no nos conduzcan al colapso.

Un ejemplo de verdadera DEMOCRACIA, en la era de la enajenación de lo político.

Un espacio de LIBERTAD en donde florecen los otros amores.

Un ejercicio de JUSTICIA, en tiempos de traición.

Un espíritu crítico, lleno de RESISTENCIA y REBELDÍA en una época en la que el conformismo y la resignación parecen dominarlo todo.

Un referente de AUTONOMÍA en medio de la explotación.

Una lucha por la VIDA, en tiempos en que se impone la política de muerte.


Para muchos pueblos, movimientos, colectividades, organizaciones e individualidades, y en muy distintas geografías, compas, ustedes son referente de lucha, de resistencia y esperanza, de imaginación. Son eco y espejo de quienes construyen o de quienes aspiramos a construir autonomías, grietas en este muro de explotación, dominación y desprecio.


Compas,


Hoy celebramos los 19 años de los aprendizajes que nos dejan los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, lecciones para pensar en otras alternativas, invitación a hacer uso del ejercicio político de la imaginación.


Por eso nos llenan de rabia los ataques, mentiras y difamaciones que los malos gobiernos lanzan contra ustedes. Nos sumamos al grito de denuncia y condena de las agresiones que el Estado, a través de sus extensiones como lo son los grupos paramilitares, las dádivas que explotan la pobreza que él mismo genera, y la impunidad que permite que prolifere en su seno el crimen organizado, lanza día con día contra los Caracoles y las Bases de Apoyo Zapatistas. Al construir ustedes un proyecto que tiene por eje la defensa y la afirmación de la vida por todos los medios, las instituciones estatales no hacen sino reafirmar nuestras convicciones de que ellas sólo sirven para reproducir el capital y el poder de los de arriba, antes que las vidas de quienes luchan por un mundo distinto.


En este país, al que durante la pasada campaña por la presidencia le prometieron retirar al ejército de las calles, y al que luego traicionaron pues los militares no sólo siguen presentes, sino que además aumentan su poder y le anexan nuevas instituciones; construir proyectos de vida cómo ustedes lo hacen, es una osadía que los señores de la guerra y el dinero no toleran.

Luchar por la desmilitarización de los territorios y exigir un alto a los ataques de grupos paramilitares y narcoparamilitares contra los pueblos zapatistas es hoy una de nuestras prioridades.


Queremos aprovechar esta carta abierta, compas, para mandar también un abrazo a las familias de nuestros compañeros desaparecidos de Ayotzinapa, otro ejemplo de lucha y perseverancia que, durante casi ocho años, no han parado de buscar a sus seres queridos. Un abrazo para ellas, y para todas las familias y colectivos que en México siguen buscando a sus familiares desaparecidos y desaparecidas.


“No morirá la flor de la palabra”, dijeron ustedes hace ya algunos años. Es verdad, aquí, entre nosotros, nosotras, nosotroas, está floreciendo, aquí la estamos nombrando en voz alta. Esa lucecita que nos dieron las compañeras zapatistas en el encuentro de mujeres sigue aquí prendida, ardiendo, sigue replicándose. Y en colectividad, con digna rabia, pero también con ternura y alegre rebeldía, haremos que crezca.


¡Alto a los ataques contra las comunidades zapatistas!

¡Vivan los Caracoles Zapatistas!

¡Vivan las Juntas de Buen Gobierno!


Ciudad Universitaria, a 31 del Agosto Rebelde, México.


Fotoreportaje por Inés Durán Matute
















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