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Mezcala, una comunidad indígena rebelde en variada y constante resistencia

Publicado en Camino al Andar

4 de diciembre de 2022

Presentación del libro de Santiago Bastos, Mezcala, comunidad coca. Rearticulación comunitaria y recreación étnica ante el despojo. México: Publicaciones de la Casa Chata, 2021.



Este libro se editó el año pasado, pero por los obstáculos tanto de la pandemia como de los peligros que han estado asechado a la comunidad originaria de Mezcala es hasta finales de 2022 que se está difundiendo. Se trata de un extenso y al mismo tiempo intenso estudio de 552 páginas que contienen datos y análisis penetrantes e interpelantes y donde no hay paja ni sobrantes.


Se escribió no sobre Mezcala sino interactuando con la comunidad originaria de ese pueblo heroico y milenario. Es fruto de un largo, sostenido y fructífero compromiso. Cuando Santiago Bastos llegó como investigador del Ciesas Occidente, le propuse que su investigación se nutriera con los impulsos vitales del pueblo originario de Mezcala. Fue un reto que asumió y cumplió de manera profesional, comprometida, fina, y atinada. Previamente había publicado una decena de escritos que abordaban diversos aspectos de la vida y lucha de ese pueblo; pero este libro es el compendio de su investigación académica descolonizadora compartida y discutida en primera instancia con los sujetos mezcalenses en movimiento, resistencia, rebeldía y lucha. Narra y analiza el movimiento de los comuneros que defienden su territorio y sus modos de vida ante los ataques del Estado y del capital. El autor reconoce que interpreta los hechos de los que ha sido testigo y los que ha recopilado desde su conocimiento situado con respeto absoluto por los y las protagonistas. Hace su trabajo con gente que está luchando por salir de una situación de dominación, injusticia y desigualdad. No se convierte en portavoz, sino que transmite lo que analiza dialogando con los protagonistas desde una estricta y congruente postura ética. Precisa que escribe en torno a algunos aspectos de la movilización desarrollada por el colectivo de los comuneros en sentido amplio que luchan desde la idea de ser indígenas cocas. En su acompañamiento también se convirtió en su fotógrafo.


El libro se encuentra muy bien escrito y está apoyado por varios mapas, diagramas y fotos de hechos y actividades comunitarias durante muchos años. Ofrece información de todo lo escrito sobre Mezcala, estudios, tesis, noticias relevantes, título primordial, reconocimiento y titulación de los bienes comunales, la aclaración de que las islas le pertenecen, estatuto interno, acta de deslinde y amojonamiento definitivo, declaratorias y comunicados de la comunidad indígena de Mezcala, revisión de sentencias, denuncias, cartas y peticiones a diversas instancias nacionales e internacionales. Pero lo más valioso es el seguimiento atento y responsable| del proceso de los últimos años, con sus cambios y luchas. Contextualiza lo local teniendo en cuenta el despojo neoliberal. Los despojos y agravios locales se enmarcan en la voracidad depredadora del capitalismo planetario.


Da cuenta de lo que es Mezcala como comunidad en el siglo XXI en el occidente mexicano. Emprende una genealogía que recupera los datos históricos relevantes. Indaga cómo se reproduce la comunidad por medio de una gran cantidad de fiestas, danzas y sus respectivos cargos. Profundiza en lo que constituye la comunidad agraria. Explora la comunidad mezcalense desde la perspectiva étnica. Revisa con gran detalle el despojo de que ha sido objeto la comunidad en los últimos dos decenios. Hace ver cómo el despojo territorial tiene que ver con la expansión del turismo residencial de la Ribera de Chapala. Da seguimiento al desarrollo de un importante y tardado juicio agrario. Revisa cómo se ha ido dando en ese contexto la transformación y recreación comunitaria y sus conflictos; cómo ha sido la captura en un momento dado de las elecciones comunales, las divisiones que desde el invasor se generaron en la comunidad, la persecución y criminalización de quienes han estado defendiendo el territorio. También muestra la respuesta comunitaria a la presión turística con una novedosa propuesta de turismo comunitario alternativo.


En la parte histórica explica lo que entiende la comunidad por los tiempos inmemoriales que justifican la posesión del territorio y de sus dos islas. El libro tiene el mérito de recuperar los argumentos históricos y etnológicos del origen coca de Mezcala y muestra con sumo detalle lo que se encuentra en la superficie del territorio coca. Transmite los mitos del origen de Mezcala y de sus islas. Estudia el documento más importante para la defensa territorial: el título primordial. Para Mezcala los episodios de la lucha del pueblo en el bando insurgente de independencia y la defensa de la isla son fundamentales, y el libro profundiza en estos acontecimientos y en sus implicaciones. Un participante mezcalense en las gestas de la Revolución Mexicana, al regresar a su tierra defendió con bravura el territorio. Se recuerda que Mezcala llegó a 1956 con su territorio en forma comunitaria, pero que las presiones sobre sus tierras llevaron a que se iniciara el proceso de solicitud de reconocimiento como comunidad agraria. En 1971 el gobierno hizo el reconocimiento de las tierras comunales y las tituló hasta 1974. Cuando los mezcalenses se dieron cuenta de que nada se había especificado sobre sus islas exigieron que esa porción históricamente tan preciada fuera considerada como parte del territorio comunitario, lo cual sucedió hasta 1997.


Se hace un pormenorizado recuento de lo que constituye el espacio urbano. También se explica lo relativo a la tierra agrícola y a los cerros. El autor enfatiza la experiencia histórica de la comunidad la cual ha ido dando significado a los acontecimientos que tienen que ver con su territorio. Ahonda en la capacidad autónoma y cómo su título primordial les sirvió y les sigue sirviendo para su lucha anticolonialista. La defensa heroica de la isla mayor que las fuerzas realistas no pudieron derrotar ha sido un pilar fuerte de la ideología comunitaria no como un episodio histórico, sino como una inspiración que pervive. Se adentra el autor en la memoria de la comunidad como historia construida que la lleva a solicitar el reconocimiento de su territorio como comunidad agraria y no como una concesión. También aborda cómo los fenómenos étnicos son construcciones históricas, y de esa forma da cuenta de cómo se vive el ser indígena en Mezcala. Citando a la historiadora y luchadora mezcalense Rocío Moreno concuerda con ella al apuntar que la comunidad se ha configurado por la acumulación de experiencias organizativas que se reproducen a partir de la defensa de su territorio.


En el libro se estudian las diversas formas de reproducción económica en sus diversas etapas hasta llegar actualmente al entorno global. Son exploradas las bases materiales de los comportamientos comunitarios. Hay ricas y densas descripciones de las diversas formas como la comunidad obtiene sus recursos, las lógicas domésticas de subsistencia, las condiciones de vida y el relevante papel de los migrantes. Se recuerdan los antecedentes de una localidad campesina de la Ribera de Chapala, el impacto de la llegada del tren a Ocotlán, la forma en que se fueron ampliando los mercados, los nexos entre la economía campesina en el mercado nacional. En las últimas décadas la agricultura ha dejado de ser la única base de la economía local. Como Palerm había analizado hace tiempo, en Mezcala las familias combinan los ingresos provenientes del campo con los ingresos que tienen que ver con miembros de las familias que se emplean en centros urbanos, y con la repercusión de las remesas enviadas por los migrantes. Se indaga la base campesina comunitaria y la salarización urbana. Hay referencias a los servicios básicos, a la situación sanitaria y a la educación. Un capítulo central describe y analiza las fiestas, las danzas y los cargos. Hay un seguimiento de las fiestas mayores, y no se dejan de lado las consideradas menores pero que tienen impacto en la vida comunitaria. Se ahonda en lo que implica el danzar para la tradición, identidad y representación. Se profundiza en una comunidad que se hace festejando.


Otro capítulo se dedica a estudiar el gobierno comunitario y la gestión del territorio. Son analizados los conflictos internos y sus implicaciones en la defensa del territorio. Se hace hincapié en el sentido de la pertenencia comunitaria, en todo lo que implica un gobierno comunitario, en lo arduo y problemático que ha sido la férrea defensa del territorio. Hay una sección dedicada a investigar la identidad étnica y la ideología comunal. Se enfatiza que la identidad étnica es un pilar fundamental en los comportamientos e instituciones comunitarias.


La segunda parte está dedicada a las dinámicas de despojo del capitalismo imperante y a la respuesta de resistencia que ha tenido que emprender la comunidad. Se explora el avance del turismo residencial y los conflictos y presión sobre el territorio. Un punto que se destaca es que la lógica capitalista no solamente emprende una desposesión física del territorio, sino que conlleva un despojo ecológico. Se aborda el caso concreto de una agresión ecológica por parte del Club de Motocross. Es presentada y analizada puntualmente la invasión de tierras comunales por parte de un poderoso y prepotente invasor, y los vericuetos de un juicio agrario emprendido por la comunidad en donde abundaron la lentitud y los engaños. Cuando se dio la reconstrucción de la isla en el bicentenario de la Independencia, los apetitos estales del turismo conculcaron la historia y atentaron contra elementos básicos de la comunidad. Los comuneros no se dejaron intimidar y emprendieron una nueva lucha de defensa de su territorio insular. Los comuneros enarbolaron el sentido histórico contra la mercantilización. Ante el discurso que se les quiso imponer de un progreso, los comuneros hicieron ver que se trataba de un despojo, y emprendieron una contundente defensa que dio pie a una reindianización de los mezcalenses. En esta forma es muy importante el capítulo dedicado a la reconstitución de la comunidad de Mezcala. En este proceso un elemento clave es el surgimiento del colectivo Mezcala que se propuso apoyar a la Asamblea de Comuneros como máxima autoridad de la comunidad. Se destaca la importancia de la búsqueda de alianzas nacionales como la que les ofreció el Congreso Nacional Indígena. Se consiguió que se realizara en Mezcala el Foro Nacional de Defensa de la Madre Tierra y la Autonomía indígena en 2006. Así el pueblo pudo tener contacto directo con los planteamientos de las comandantas y delegados zapatistas, y que de esa manera se dieran cuenta de que sus problemas eran semejantes a los de otros sitios en México, y que la defensa del territorio era algo irrenunciable. Esto colocó a Mezcala en el escenario nacional de luchas indígenas. En esta dinámica de la influencia zapatista vino la recuperación de la identidad coca, e inició la demanda por ese reconocimiento. Los y las mezcalenses emprendieron la tarea de indagar su origen. La pertenencia al Congreso Nacional Indígena les ofreció un espacio de reconocerse como comuneros y como indígenas. Se discute en el libro otra propuesta de origen y adscripción como comunidad nahua propuesta por alguien cercano a las instancias oficiales y que tenía un afán de mercantilización. El impulso del Congreso Nacional Indígena tuvo otra importante repercusión pues se dio una renovación de la comunidad agraria que se abrió más allá de los comuneros censados y a una participación abierta. Se dio un proceso de renovar el censo de comuneros incluyendo a los herederos de los censados. Con los nuevos comuneros se dio una ampliación y diversificación de la comunidad que repercutieron en una gran variedad de acciones. Se dinamizó el trabajo de comisiones, se hicieron talleres de barrio y una encuesta de identidad. Un elemento muy importante fueron los talleres de historia y la producción por parte de los niños de un libro donde se recuperó la defensa actualizada de la lucha heroica de la isla. Se defendió un banco de arena y se construyó una biblioteca comunitaria. Otro elemento, que fue también un instrumento de lucha de defensa del territorio, fue la elaboración de su estatuto. El libro se adentra en cómo se realizó, en la discusión de sus artículos y sus implicaciones para la vida cotidiana. El estatuto no se reduce a la Asamblea de Comuneros y se desarrolla la forma de renovar y ampliar la comunidad. Se establece cómo debe ser el gobierno comunitario. El hilo conductor de todo el estatuto es la defensa del territorio. Otro factor dinamizador fue el plan de autonomía para fortalecer los procesos de resistencia. La comunidad se reactivó y se transformó haciendo realidad el ser una comunidad que se autogobierna. Apareció un sentido de comunidad con el que hicieron frente a las amenazas. El núcleo duro se encuentra en la defensa del territorio contra los despojos capitalistas por parte de una comunidad que actúa de forma autónoma.


Se explora cómo los actores de los despojos públicos y privados reaccionaron ante una organización comunitaria que denodadamente defendía su territorio. Se intentó una cooptación y captura comunitaria por diversos medios que son señalados detalladamente, y estudiados a profundidad. Ante una directiva comprada, apareció una dualidad de directivas. Cuando se produjo un allanamiento de la casa comunal por parte de la directiva depuesta que estaba protegida por las autoridades, los jóvenes respondieron con un plantón. Después vino otra la captura comunitaria, pero se topó con la resistencia proveniente desde dentro. Todo esto produjo una división entre la gente de la comunidad. Otro intento de romper la lucha de la defensa del territorio fue la criminalización de los miembros más activos. Se presentan hechos de violencia y de inculpación fraudulenta, y el montaje de una detención ilegal de una tenaz y lúcida defensora del territorio, Rocío Moreno. También sobrevino la detención de jóvenes, un proceso penal amañado y el crecimiento de la intimidación violenta con la pistolización de un cuerpo paramilitar. Sin embargo, se mantuvo una constante y valiente respuesta comunera.


El último capítulo está dedicado al estudio de la comunidad en tensión. Desde arriba se impulsaron los lancheros, guías y restaurantes como formas de avance del turismo neoliberal. Las autoridades municipales intervinieron activamente e hicieron una nueva toma de la isla. Otra manera de defensa del territorio fue la iniciativa y puesta en práctica de un turismo comunitario y de formas autonómicas de defensa. A mediados de la segunda década se dio la recuperación del control sobre la comunidad. Pese a avances en lo jurídico, se presentaron procesos de imposiciones desde arriba. También se dieron conflictos dentro de la comunidad recobrada. Pese a que la ley indígena de Jalisco aprobada en 2006 no reconocía a Mezcala como comunidad indígena, la lucha de los mezcalenses fue logrando el reconocimiento de forma implícita en algunos ámbitos. Los jóvenes de Mezcala que estudiaban en el Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara pudieron acceder a becas para indígenas. Se intentó cambiar la ley indígena estatal, lo cual no se logró por maniobras de los de arriba en la capital estatal. Pero se consolidó localmente la identidad coca. Los conflictos han ido transformando a la comunidad. El libro reflexiona que el despojo sigue estando presente como amenaza y como objetivo de las autoridades. Lo relevante actual es la presencia de una nueva generación que ha entrado a la política comunitaria de la mano de la movilización. La lucha por la integridad territorial sigue presente. El libro termina con una esperanza: una sentencia favorable a la comunidad la cual finalmente se ejecutó hacia finales de 2022 siendo un triunfo comunitario muy importante y que unió a la mayoría de los pobladores. Las reflexiones finales destacan que el proceso de Mezcala se da en muchas comunidades que luchan por defender sus territorios y su identidad. La autoidentificación de Mezcala está ligada a una permanencia en el territorio basada en la memoria colectiva y en la pertenencia comunitaria común. La recreación como pueblo coca da pistas de cómo se están construyendo esas identificaciones. Puntualiza que la autodenominación como cocas no es algo arbitrario, sino fruto de una indagación histórica. Insiste el libro en que la reconstitución como pueblos se plantea y se ejecuta desde las comunidades y no desde una relación con el Estado o los derechos políticos. El núcleo duro se encuentra en los espacios comunitarios. Se hace hincapié en la presencia de lo comunitario como un espacio de resistencia ante el despojo. Hay muchas formas de ser y hacer comunidad dentro de un mismo espacio social en donde intervienen tanto la solidaridad como el conflicto. Se trata de un proceso nada sencillo. Lo comunitario se expresa en multitud de espacios sociales. Se recuerda que el despojo ha formado parte de la relación entre la comunidad y el Estado como un ejemplo de la tensión entre imposición y resistencia fincada en las formas comunitarias. Resalta el libro la existencia de personas con una decisión de que Mezcala no deje de comportarse como una comunidad. Se hace ver que autonomía y resistencia son intrínsecas a la comunidad. La autonomía se expresa en hechos y es al mismo tiempo una meta. La resistencia busca romper con la condición de dominación. Otros elementos estudiados son el carácter anticolonialista y anticapitalista del proceso de Mezcala. Es un libro muy completo y profundo de la historia viva y de los acontecimientos más relevantes de Mezcala, que le servirá a esta comunidad de compendio bien elaborado sobre su devenir y quehacer, pero que contiene análisis más amplios que son útiles también para otras comunidades de pueblos originarios. Conviene que un público amplio en Jalisco, en México y en América Latina conozca por medio de este muy bien elaborado y fundamentado estudio este devenir milenario, deslumbrante, y retador protagonizado por la comunidad originaria de Mezcala.


Como ha sostenido el autor de la investigación y responsable del libro, “la presencia de los indígenas como sujetos políticos en América Latina y la actuación de las comunidades indígenas y campesinas como espacios de resistencia ante el despojo, han hecho que el añejo debate en torno a lo comunitario se revitalice como herramienta analítica para entender el comportamiento social y político de los indígenas” en el contexto del depredador capitalismo neoliberal que atenta contra la vida en el planeta. El autor enfatiza que los elementos analíticos que desarrolló en este estudio no pueden limitarse a un caso local, pues Mezcala se encuentra cruzada por dinámicas propias de la globalización del despojo como de la internacionalización de la defensa de los bienes comunes. Ha recalcado que “al analizar las concepciones y vivencias de lo comunitario en Mezcala”, detectó que se encontraban presentes “en una variedad de instituciones, prácticas e ideologías a veces complementarias a veces contradictorias”. Este libro da cuenta de que la compleja y apasionante historia de Mezcala corresponde a su comunidad, y que ésta, ante la agresión del despojo organizado desde fuera pero con ayuda interna de unas personas que se vendieron, encontró la forma de rearticularse y de abrirse camino interno y externo por medio de la recreación étnica. Se trata de un escrito con una gran potencia para trascender a ámbitos nacionales y mundiales. Recomiendo la lectura de este excepcional y apasionante libro pues aporta lecciones que seguramente cautivarán la atención no solo del medio académico, sino de un extenso público.




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