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La sutileza de la resistencia. Mujeres y emociones contra el despojo en la frontera sur de Chiapas

Publicado en Camino al Andar

27 de octubre de 2022

Prólogo

Natalia De Marinis, CIESAS Golfo


Indagar en la dimensión emocional de lo político y ubicarla en una perspectiva cultural y colectiva implica recoger del cesto de la basura todo lo que el conocimiento racional, colonial y androcéntrico ha desechado e infravalorado. Mirar la construcción histórica de la política en clave femenina y recuperar las memorias soterradas de lo íntimo y sutil de la lucha política, requiere de una acción similar. Carolina Díaz Iñigo realiza este doble esfuerzo y pone en diálogo ambas dimensiones centrales de la lucha política que las mujeres de la región del Soconusco en Chiapas llevan adelante para garantizar la reproducción de la vida y la construcción política en esta región de frontera, azotada por múltiples formas de violencia. A partir de las historias, testimonios y memorias de mujeres organizadas y lideresas, la autora documenta la dimensión emocional de la lucha colectiva para la defensa del territorio frente al extractivismo actual que, sin embargo, engendra las memorias de una región atravesada por múltiples formas de exclusión y despojo. El libro documenta cómo estas mujeres transforman la política a partir de recuperar aquello que la acción política masculina ha dejado en las sombras, la alegría de la resistencia, el amor, los cuidados e incluso los silencios que permiten sobrevivir en tiempos adversos.


Este libro se suma al flujo de estudios sobre las emociones desde la antropología, que ha cobrado cierta fuerza en los últimos años, sobre todo, a partir de la mirada de las emociones en contextos de violencia y movilización política de víctimas que analizan la circulación testimonial y los lazos afectivos que se crean entre víctimas y audiencias más amplias. Sin embargo, pocos estudios se han enfocado, como lo hace este trabajo, en la dimensión emocional de la defensa del territorio y las culturas emocionales en contextos de violencia acumulada. Esta mirada novedosa desde la dimensión emocional cobra aún más fuerza al sumergirnos en la vida de mujeres de una región de la que sabemos muy poco, como lo es el Soconusco de Chiapas.


La región del Soconusco ha sido por décadas analizada a partir de la noción de frontera y de construcción de Estado por el proceso de mexicanización forzada que definió no solo la frontera en términos físicos, sino también identitarios y subjetivos. Conocemos también esta región a partir de los estudios sobre migración que se han producido en la frontera sur en los últimos años, pero poco sabemos acerca de qué ocurre por fuera del fenómeno migrante.


El libro nos sumerge en los efectos que estas múltiples fronteras tuvieron en la visibilidad de la identidad mestiza, frente a las múltiples identidades que conforman la región. La necesidad permanente de ser integrados a la nación definió un tipo de identidad de frontera, generizada y racializada, que ha funcionado como dispositivo de disciplinamiento en la modernidad-colonialidad. Las fronteras, nos dice la autora retomando a Rita Segato, se vuelven espacios de dominio, de disputa soberana, en donde la violencia y el control del cuerpo de las mujeres cumple un rol fundamental. Pero también nos inserta en el papel geopolítico del extractivismo y mercantilización, no sólo de cuerpos migrantes sino también de territorios que se han visto arrasados en los últimos años por la depredación del capital y la búsqueda de rentabilidad económica. La presencia de la minería, el cultivo de palma, la militarización y grupos del narcotráfico configuran una constelación de violencias nada fácil de descifrar.


A partir de una vasta documentación, la autora nos muestra cómo el extractivismo de territorios es también un extractivismo de cuerpos y de vidas, no sólo de los que transitan, sino también de los cuerpos de quienes allí resisten. También, retoma a Lorena Cabnal para dar cuenta de cómo el feminicidio y la desaparición perpetrados contra las mujeres que se organizan se convierten en feminicidios territoriales; buscan expandir un mensaje de terror, cuya función contrainsurgente repercute en la posibilidad de organizar la resistencia, de dar visibilidad a la lucha política y de garantizar la participación de las mujeres que defienden el territorio y la vida.


“Es tiempo de la sutileza”, le comentan las mujeres y una puede imaginarse el tono de voz con que lo hacen, el miedo que orilla la reflexión y lo movilizante que fue para la autora escucharlo al punto de volverlo el eje central del libro. La sutileza es una estrategia, pero también lo que se impone a las mujeres que resisten en estos tiempos de violencia y amenazas. Esta resistencia poco visible, más bien silenciosa, no es analizada como una respuesta resiliente frente a las violencias y enormes desventajas de las mujeres, sino al contrario, la sutileza se convierte en una clave para comprender el tamaño de lo que se enfrenta.


De la mano de una investigación colaborativa, que buscó un proceso de diálogo y conocimiento compartido que les permita fortalecer su liderazgo y participación en la defensa del territorio, se cartografían los daños que se derivan de décadas de extractivismo y destrucción de los ecosistemas. No se trata sólo de destrucciones masivas y evidentes, como la que generan la presencia de empresas mineras, sino también de afectaciones mucho más silenciosas, pero igualmente devastadoras como lo son los monocultivos sostenidos por décadas. Generan afecciones ambientales que pueden rastrearse a través de los afectos negativos que enferman cuerpos hasta volverlos despojables. Las mujeres han asumido la carga que supone la acción frente a estas afectaciones, y han sido actoras fundamentales en la defensa y el cuidado de la vida, en la sanación de ellas, sus familias y comunidades. El cáncer silencioso que se presentaba en casi todas las familias era el síntoma de la depredación brutal que se vivía en el ambiente, había que organizarse para frenar la actividad minera: ¿de dónde sacaron las mujeres tanta fuerza teniendo en cuenta su marginación en la acción política?, ¿cuáles fueron sus estrategias de participación y construcción de liderazgos para la sobrevivencia en un contexto tan adverso?, ¿qué fuerza emocional les permitió encontrarse y sostener prácticas colectivas para el cuidado de sí mismas y de las y los otros?, ¿qué implica la sutileza en la participación política y cómo entender la misma más que como una normalización del despojo, como una forma menos evidente —y quizás mucho más efectiva— de enfrentarlo?


El libro nos guía por estas preocupaciones a partir del trabajo que realizan mujeres organizadas del Centro Comunitario de Cultura y Cuidado Ambiental. La mirada de la resistencia desde las mujeres le permite a la autora reconocer dimensiones de la acción política asociadas a lo íntimo, a las emociones y al espacio de lo doméstico, casi siempre invisibilizados por la mirada clásica de los movimientos y de lo político que se ubica en lo público, de exclusividad masculina.


Estas miradas que comparten las mujeres del Soconusco nos permiten reafirmar que la modernidad eurocentrada ha creado una representación de las divisiones sexo-genéricas, que no necesariamente cuadran en estos enclaves culturales, geográficos y políticos diferenciados. Es más, se contestan por parte de las propias mujeres, quienes rechazan la idea de asumirse desde una condición de subalternidad. Descentrar la construcción genérica de la resistencia es una tarea que muchas mujeres indígenas vienen gestando desde hace tiempo, buscando romper con la universalidad de los órdenes del género y planteando que, si bien la lógica patriarcal es universal, se entrelaza con otras formas de dominio colonial, capitalista y racista. Para esta tarea, las miradas situadas son fundamentales y este libro da cuenta de ello.


Carolina Díaz Iñigo nos sumerge en las graves afectaciones del extractivismo, pero también en la risa y la alegría como fuerzas y características principales en el ejercicio del liderazgo para las mujeres. Las mujeres del Soconusco contestan representaciones y órdenes genéricos y emocionales racializados. Tejen las memorias desde lo íntimo del cuidado, resignificando lo doméstico como un espacio de gran potencia política.


Esta es una obra necesaria en la reconstrucción de las memorias soterradas de lideresas que enfrentan los embates del extractivismo y las violencias múltiples en el Soconusco. La solidez teórica y metodológica que presenta transciende los límites regionales, convirtiéndose en una obra que abona pistas fundamentales para el análisis de otros casos.

Trasciende también los límites estrictamente académicos, al mostrar que estos acercamientos nos son posibles sin un trabajo académico y político emocionalmente comprometido.


PARA DESCARGAR EL LIBRO COMPLETO:


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