Por Ulli de Ya Basta Rhein-Main, parte de la Red Ya Basta en Alemania.
Publicado en Camino al andar.
20 de junio de 2021.
Foto: Día de acción, 06/06/21, Fráncfort del Meno
Estimadxs compas, Gracias por esta oportunidad de poderles contar un poco sobre la situación aquí, en Fráncfort del Meno y en Alemania. Seguramente, como en todas partes, estamos pasando por una situación difícil. Así como en todas partes del mundo, existen inmensas diferencias entre lo que pasa en la ciudad y lo que pasa en el campo. Además, en Alemania prevalecen muchas divergencias entre el Este, lo que antes fue la República Democrática Alemana donde se intentó practicar un socialismo, y el Oeste, donde desde hace mucho tiempo se estableció el capitalismo. El Este prevalece más pobre, mientras que el Oeste ostenta ser más rico y próspero. Desde hace mucho tiempo, el salario mínimo en el Este es más bajo, pero la verdadera pobreza no es visible para todxs: se llama soledad, miedo, desafecto y rivalidad. Aquí no hay un “nosotrxs” – en el Este todavía un poco más. Esta soledad es ambicionada por quienes sacan provecho de la explotación y la opresión, como las empresas transnacionales. Estas suelen construir sus centrales aquí, por eso les importa que persista el aislamiento social. No quieren disturbios. Y en soledad, nadie puede reclamar nada. Nuestra visión de las cosas que tenemos en común está distorsionada porque no podemos ver al otrx sino como extrañxs, enemigxs, adversarixs. Aquí no mueren muchxs de hambre o de enfermedades curables, pero sí hay pobreza. Hace muchos años que acá se declaró que el patriarcado ya había caído y que muestra de ello eran las mujeres en posiciones de liderazgo, tanto en la política como en la economía. Pero lentamente se devela que también aquí se cometen feminicidios, que a las mujeres se les tortura, oprime y devalúa. Ante este escenario, va creciendo la resistencia y las mujeres se están organizando en la lucha. Eso es bueno. Constantemente se hace presente el engendro del racismo. Está en todos lados, pero por suerte la mayoría no son parte de ello. No obstante, lxs racistas son cada vez más brutales, el estado lxs protege y los grupos organizados antifascistas son criminalizados y perseguidos. El antifascismo es el común denominador de muchxs que se entienden como izquierda. La razón de ello es la dictadura fascista de entre 1933 y 1945, y la guerra en 1939, en la que 6 millones de judíos y judías, sinti, roma, “enfermxs mentales”, homosexuales, lesbianas y gran parte de una la población en oposición, fueron sistemáticamente asesinadxs. Esa desgracia todavía marca profundamente a la sociedad de hoy. Podríamos decir que aquí el neoliberalismo tiene sus cuarteles y todxs aquellxs que amenazan la tierra y la vida se sienten en casa. Hablo desde aquí, desde el Occidente, desde la metrópolis financiera y bancaria que es Fráncfort del Meno. La base de nuestra lucha es la solidaridad. Solidaridad hacia nosotrxs, solidaridad con todxs aquellxs azotadxs por el racismo, el fascismo y el patriarcado, solidaridad con todxs quienes luchan por su liberación desde abajo y a la izquierda. Nosotrxs organizamos nuestra lucha en tres frentes: Primero, tratamos de luchar contra el aislamiento mediante la organización de vida en comunidad. Cada vez organizamos más comunidad ya sea en los barrios, en las viviendas compartidas o en las casas-proyecto. En el segundo frente, tratamos de disminuir la división entre los movimientos de izquierda e izquierda radical y la sociedad. Esta división proviene de la falta de confianza a la generación que permitió que el fascismo se expandiera. Hoy en día, muchxs comprendimos que esta división estuvo y está mal. Sin embargo, el movimiento de lxs trabajadorxs en gran medida se encuentra en un estado de derrota desde los años 70. Pero ahora nuevamente encontramos diversos enfoques, mediante los cuales podemos unir nuestras luchas y eliminar estereotipos. El tercer frente es el ataque ofensivo. Mediante campañas, protestas y otros medios atacamos a lxs perpetuadores de este sistema, como a fabricantes de armas, bancos o a quienes sacan provecho de las “Ayudas económicas a países en vías de desarrollo” dando oportunidades a consorcios del norte global. También protestamos en contra de las demostraciones y encuentros fascistas. Muchxs somos activistas de diferentes temas. En los barrios de las ciudades nos organizamos en contra del alza de las rentas y en contra del desalojo de pobres para bien de los ricos. Luchamos contra la devastación de la tierra, como la destrucción de los bosques o la explotación de minas de carbón, y también contra lxs que sacan provecho del daño a la naturaleza en otras partes y aquí se esconden.
Como mujeres luchamos contra el patriarcado, apoyamos a las mujeres que denuncian a sus ofensores y también hacemos movilizaciones para exigir cambios estructurales. Luchamos contra el racismo cotidiano, el racismo institucional y contra los partidos y propaganda fascistas y racistas. En Fráncfort del Meno, el 40% de la población no son de origen alemán, así que luchamos personas de color lado al lado con las personas de origen alemán. Y por supuesto que tenemos grupos y organizaciones internacionalistas. La solidaridad internacional se ha vuelto fundamental en nuestras prácticas, gracias a la influencia del levantamiento zapatista y su lucha por la autonomía, y también al movimiento kurdo, que aquí tiene mucha presencia. Estamos conscientes de la responsabilidad que nos toca a lxs que vivimos en el interior de esta bestia. Esta responsabilidad es también el motivo por el cual firmamos la Declaración por la vida. Cada palabra expresa lo que nuestros corazones sienten y lo que pensamos que, como parte de este todo, nos toca defender. Muchxs deseamos vehementemente terminar con estos 500 años de opresión, explotación, muerte, destrucción y desprecio. Pero aún no tenemos muy claro cómo podemos lograrlo. El viaje zapatista significa un paso en esa dirección que además despierta la esperanza en todos lados donde predomina la desesperanza. En lugares donde nos sentimos derrotadxs por la bestia, nos sentimos diminutxs y débiles frente a la hidra. Cuando nos sentimos así de derrotadxs dejamos de tomarnos en serio. Muchas veces tenemos la valentía de luchar, pero nos falta el valor para soñar otro futuro, otras vidas, por miedo a la desilusión.
Y desde 1994 el EZLN, con sus decisivas y fuertes luchas en México, con su honestidad y consecuencia “desde abajo y a la izquierda” y con su humanidad, nos ha traído olas de esperanza y fuerza para seguir adelante, sin rendirnos, sin resignarnos. Esperamos poder recibir a la delegación al menos con un poquito de la hospitalidad con la que lxs zapatistas siempre nos han recibido. Esperamos que sean críticxs con nosotrxs, ellxs que podrán vernos desde afuera. Y más que nada, deseamos comprendernos mutuamente, hablar mirándonos a los ojos. Sabemos que somos un país que, en materia de resistencia, estamos en vías de desarrollo. Estamos felices como lombrices de que venga la delegación y desde ya estamos infinitamente agradecidxs. Ulli de Ya Basta Rhein-Main, parte de la Red Ya Basta en Alemania. (Traducción de Nadia G.)
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