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Un intento de esclarecer lo que implica el comunicado del líder kurdo Abdullah Öcalan a finales de febrero de 2025

Publicado en Camino al Andar

14 de marzo de 2025

Foto: La Nación.ar


El movimiento autonomista kurdo ha tenido como guía el pensamiento de su líder Abdullah Öcalan. A finales de 2024 e inicios de 2025 se especuló mucho en torno a un pronunciamiento que se esperaba de su parte. A finales de febrero de 2025 se dio a conocer dicho comunicado que fue considerado como histórico. Se hizo un llamado a la paz y a una sociedad democrática. Öcalan convocó al partido kurdo PKK a dejar las armas y a disolverse.


Debería realizarse un congreso donde se asumiera esa posición tras cuatro décadas con conflicto armado. Se enfatizó que esto implicaba el reconocimiento de una política democrática y un marco legal para reestructurar la alianza entre turcos y kurdos. Con una visión de larga duración se apeló al respeto a la libre expresión, y la autoorganización democrática. Se recalcó que el consenso democrático era el camino fundamental. Se dejaba el ambito de la guerra y se transitaba a uno de democratización en favor de la paz. El movimiento kurdo al ser un movimiento vivo estaba en constante transformación. Se destacó que el llamamiento provenía de la coherencia, audacia y cratividad de Öcalan.


Una primera reacción provino de la dirigencia de las fuerzas de Siria Democrática, una alianza armada liderada por kurdosirios. Aclaró que el anunció tenía que ver con el PKK y no con el noreste de Siria. Pero desde ahí se valoró como positivo el mensaje de Öcalan quien asumió la responsabilidad histórica de ese comunicado. Se llamó la atención de que el movimiento se había acostumbrado a elaborar propuestas innovadoras. Estaba en el contexto de la necesaria liberación de Öcalan para que participara en ese proceso. Otro aspecto relevante era que la situación implicaba ver cuál sería la palabra del Estado turco.


Se requería iniciar la construcción de una sociedad basada en los derechos, la igualdad y la libertad.


El Secretario General de la ONU calificó el llamado como una chispa de esperanza para la paz. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania mostró satisfacción por el llamamiento.

Destacó que era una oportunidad histórica para romper la espiral de terror y violencia. Expresó que el parlamento turco debería impulsar el fin a la violencia y dar pasos en el camino hacia una solución sostenible para el pueblo de Turquía. También resaltó que se debían respetar y garantizar los derechos culturales y democráticos de los kurdos en Turquía. El gobierno alemán indicó que estaba listo para apoyar ese proceso. El vicepresidente del partido por la Igualdad y la Democracia de los pueblos (DEM) en Turquía aseguró que el comunicado era el primer paso para comenzar un proceso de paz en Turquía. Inmediatamente el llamado de Öcalan tuvo un fuerte respaldo a nivel regional e internacional. Se abría la puerta a una solución política.


El Congreso Nacional de Kurdistán apoyó el llamado de Öcalan a la paz y a una sociedad democrática, la construcción de una sociedad democrática en Turquía y en Kurdistán, y la solución de la cuestión kurda mediante la paz y el diálogo. Sin esto, podría agravarse y socavar la paz y la estabilidad regionales. No obstante, se consideraba que la respuesta internacional había sido buena; pero no suficiente, pues las palabras solas no bastaban.


También se alabó que Öcalan hubiera abierto la puerta a la paz y a una solución democrática por lo que todos debían asumir sus responsabilidades para que ese proceso de paz avanzara.


El PKK asumió el llamamiento en todos sus términos; lo cumpliría e implementaría. Se sabía que eso tendría un gran impacto en el desarrollo de la vida libre y la gobernanza democrática a nivel mundial. El PKK declaró un alto al fuego. Ninguna de sus fuerzas llevaría a cabo acciones armadas a menos que fueran atacadas.


El líder kurdo había señalado que la fundación y el rol asignado al PKK habrían cumplido sus objetivos históricos y que se necesitaban nuevos instrumentos políticos que permitieran participar en el espacio democrático en una nueva legalidad. Se requería abrir un debate sobre un acuerdo político en el parlamento turco que buscara una solución y una reforma constitucional. Pero se insistió en que la adopción efectiva de una política democrática y la creación de un terreno legal también debían ser adecuados para alcanzar el éxito.


Una condición indispensable era que Öcalan debía dirigir el congreso de disolución del PKK para que se pudiera lograr éxito. Había disposición para celebrar dicho congreso por lo que Öcalan debía gozar de una condición libre de vida y trabajo. El comunicado no era un fin en sí mismo sino un nuevo comienzo.


Se precisó que el llamamiento debía mostrarse con fuerza el día internacional de la mujer. Habría que tratar de comprender la propuesta de manera correcta y suficiente para desarrollar una revolución de la sinceridad, de la conciencia y forma de vida. El comunicado tenía una gran perspectiva para las mujeres y la juventud. El movimiento de mujeres libres de Kurdistán llamó a luchar por la paz y la democracia. Declaró que lucharía en plena movilización junto a todas las mujeres para hacerlo realidad. Se recordó que la lucha por la libertad de las mujeres era a la vez fuerza motriz y garantía de la paz y la democracia. En esa nueva era las mujeres lucharían por la paz contra la guerra y contra el patriarcado. Los pueblos debían vivir juntos con sus identidades y diferencias. Se hizo un llamamiento a todas las mujeres a crear la posibilidad de vivir juntas en igualdad y libertad y abrazar la paz con mayor fuerza luchando activamente por ella.


Hubo comentarios de que había muchas expectativas, pero también muchos riesgos. Se veía que la declaración podía suscitar dudas y abrir grietas en el conjunto del movimiento. Por ejemplo para la región de Rojava la petición de desarme aparecía como una seria amenaza a sus posibilidades de supervivencia política, hostigada permanentemente por las milicias islamistas impulsadas por Turquía.


El Partido de la Vida Libre de Kurdistán (en Irán) se pronunció a favor del comunicado de Öcalan. Habría que respetar las identidades, la libre expresión y la autoorganización de cada segmento de la sociedad en función de sus propias estructuras mediante la existencia de una sociedad y un espacio democrático.


El vicepresidente del parlamento y diputado por Estambul Önder apuntó que el llamamiento sería seguido por una serie de reuniones, y se esperaba que todo se solucionara en los siguientes tres meses. Lo más difícil había pasado.


El comandante general de las fuerzas democráticas sirias afirmó que una paz entre el PKK y Turquía terminaría el pretexto de Turquía para atacar la región. Volvió a precisar que el llamamiento iba dirigido al PKK y a su guerrilla y que no estaba dirigido específicamente a la región siria, y volvió a apuntar que se trataba de un avance positivo.


Se recalcaba que el avance de ese proceso implicaba como solución también que Turquía dejara de intervenir en territorios kurdos en Siria. Se enfatizaba que la pelota estaba en la cancha del estado turco. Se hizo ver que era inaceptable que el Estado turco llamara al desarme mientras continuaba sus ataques al pueblo kurdo. Eso equivalía a un llamado a la rendición, cosa que el pueblo kurdo no iba a aceptar. El Estado turco debía declarar un alto al fuego.


Se hizo ver que el llamamiento no era un simple mensaje, sino una evaluación de la historia y una perspectiva de futuro. Se consideró que había la posibilidad de que muchas ideas rígidas y estereotipadas interpretaran de manera diferente su contendido de acuerdo con sus propios intereses. Habría que evaluar el mensaje histórico frase por frase. Era necesario crear un espacio político democrático para poner fin al ciclo de guerra y armas.


La cuestión kurda requería establecer múltiples mesas con diferentes interlocutores porque el asunto se había regionalizado y también internacionalizado. Otra precisión era que el PKK experimentaría una transformación. El movimiento no desaparecería, sino adoptaría formas diferentes en nuevos formatos. La lucha continuaría pues el compromiso con el pueblo seguía inquebrantable. Öcalan buscaba impedir los planes de eliminación del pueblo kurdo.


Se aceptaba que era difícil predecir hacía donde se encaminaría el proceso. Lo relativo a Siria parecía que se dejaba en suspenso. Sobre todo la sociedad turca tenía un largo y difícil camino por recorrer. Los kurdos mantenían su derecho a la autodeterminación.


Se precisaba que sin una cierta estabilidad garantizada por el fin de los ataques turcos, la representación de la región siria de Rojava tendría muy difícil poder defender su autonomía frente al nuevo presidente sirio. Otra precisión era que se había adoptado discreción en el comunicado porque los detalles se discutirían en una mesa de diálogo con el Estado turco y los partidos políticos. La hoja de ruta se había dejado deliberadamente sin aclarar e iría tomando forma por el camino. Se debían salvaguardar los logros de la región de Rojava, donde existía un sistema excepcionalmente democrático.


Se difundió la información de que el 10 de marzo de 2025 se había firmado un acuerdo entre las Fuerzas Democráticas de Siria, encabezadas por los kurdos, y el gobierno interino de Damasco. El acuerdo de ocho puntos estuvo mediado por la intervención de Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita, y se iría aplicando progresivamente hasta finales de 2025.


Se apuntó que se trataba de un texto preliminar, se debían formar comités, y restaba precisar detalles. Se buscaba detener los ataques turcos. El acuerdo se abría a interpretaciones porque solo daba un marco general. Más que una solución existía una declaración de intenciones. Quedaban muchos interrogantes sobre todo al modelo de Estado y al papel que desempeñarían las Fuerzas Democráticas Sirias en la estructura de seguridad estatal. El acuerdo fue celebrado tnato en Damasco como en la región kurda, aunque con énfasis diferentes. Se llamó la atención de un término clave que se quiso que fuera eso, ambiguo, que podía entenderse como integración o como unión. Unos interpretaban que se trataba de una absorción completa de las FDS dentro del Estado sirio, pero otros destacaban el reconocimiento de su autonomía en un nuevo marco político aún por definir. El acuerdo daba tiempo a todas las partes, manteniendo las negociaciones. Fue respaldado por el Consejo Ejecutivo del Congreso Nacional de Kurdistán, que destacó que se incluía la participación de los kurdos en el proceso interino para la construcción de la nueva Siria y la redacción de una Constitución para todos los componentes del país. Se recalcó que el acuerdo no solo garantizaba derechos a los kurdos, sino también a las comunidades drusa, alauita, cristiana y de todos los pueblos de Siria. Una implicación relevante era que se ponía fin a la guerra civil y a un sangriento proceso.


Efectivamente el acuerdo protegía el derecho a la representación y participación de todos los sirios, independientemente de origen religioso y étnico, en el proceso político y en todas las instituciones del Estado sirio. Se recalcó que la comunidad kurda era una comunidad indígena del Estado sirio el cual garantizaba sus derechos de ciudadanía y todos los derechos constitucionales. El acuerdo se basaba el un alto al fuego que se aplicaría en todo el territorio sirio. Otro punto relevante era que se garantizaba que todos los sirios desplazados regresaran a sus ciudades y que tuvieran la protección del Estado. Se declaró el apoyo del Estado contra cualquier ameneza de los restos del régimen de Assad, así como contra las amenazas a la seguridad y la unidad. Se rechaban los llamamientos encaminados a crear divisiones entre los componentes de la sociead siria, los discursos de odio y los intentos de sembrar discordia. Se hizo hincapié en que los comités ejecutivos seguirían trabajando para garantizar la implementación del acuerdo. Otra de sus implicaciones era la posibilidad de educación en lengua kurda y preservación de su cultura. Se acordó la integración progresiva de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en el ejército nacional sirio, y la reincorporación de todas las instituciones civiles y militares del noreste (Rojava) al aparato estatal central. Los recursos estratégicos (petróleo, gas, aeropuertos, fronteras) serían gestionados por el Estado. Quedaba la posibilidad de mantener fuerzas de autodefensa locales, pero bajo supervisión estatal. Se mantenía el compromiso conjunto para combatir amenazas como la representada por el Estado Islámico (ISIS). Existía un compromiso para trabajar juntos por la seguridad del país. Otro elemento importante tenía que ver con el retorno de los desplazados. Una cuestión de suma importancia era que se transfería al Estado sirio la gestión de los recursos clave del noreste, incluyendo petróleo, gas, aduanas y aeropuertos, aunque con participación local en su administración. Además, se evitaba una posible intervención militar turca directa contra las zonas kurdas, frustraba las intenciones de Israel de mantener una Siria dividida y debilitada, e impulsaba un modelo de paz negociada con apoyo internacional.


Habría que tener en cuenta que lo logrado tenía su antecedente inmediato en el comunicado de Öcalan. Aunque no estaba directamente dirigido a la región siria, fue interpretado como una señal de que las soluciones armadas ya no eran viables, y que había que buscar nuevos acuerdos políticos que aseguraran los logros de la autonomía kurda en Siria. Dicho comunicado eliminó el argumento de Turquía de que la lucha contra las FDS se justificaba por su relación con el PKK y su carácter armado. El comunicado de Öcalan posibilitó el acuerdo del 10 de marzo. Ambos eventos estaban profundamente conectados, marcando un giro decisivo en la historia de Siria y del movimiento kurdo, y abriendo una vía de paz y democratización para el conjunto de Siria.


Öcalan tendió un puente importante para la construcción de la paz asegurando la verdadera democracia en la perspectiva del derecho a la esperanza.


Jorge Alonso, investigador nacional emérito, académico del CIESAS

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