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La invasión de la esperanza

Por Andréa Cegna. Lapaz - Italia.

Publicado en Camino al andar.

27 de junio de 2021.

Pintura: Paola Stefani La Madrid.


La "Montaña" ha llegado a Vigo.


Las imágenes de compañeras y compañeros de toda Europa en el puerto hacen que el sudor que me llega a la boca sea un poco más salado de lo habitual, mis ojos brillan, esta vez no por la alergia. En fin, estoy emocionado.


Me gustaría estar en Vigo, pero ahora no es posible.


No es posible porque hay muchas, quizás demasiadas cosas que tengo que hacer: trabajo, familia, política, luchas sociales. Una mezcla magnífica y terrible.


Pienso en cómo contar la noticia. Pienso en cómo reportar la llegada del “Squadrone 421” en Radio Onda d'Urto, pienso en cómo hacerlo también en Radio Popolare y en Il Manifesto. Y sé que de todos modos no es suficiente, nunca es suficiente, y sí, nos gustaría hacer más. Ni siquiera bastó con que la RAI hablara de ello en uno de sus telediarios, que hablara de la idea. Porque ahora la idea es realidad. Necesitamos materialidad. Pero tal vez sean solo los vapores de la segunda dosis de Pfizer los que no me dejan dormir. Llevo semanas viajando por el país, y haber escrito libros sobre México significa que en estos meses de preparación, estudio, contacto, diálogo y construcción de LAPAZ (Libre Asamblea Pensando / Practicando la Autonomía Zapatista) muchas personas me están llamando para que mantenga conversaciones a respecto, de Sicilia a Milán, de Mantua a Cosenza. Y entre charlas, asambleas, llamadas de zoom, llamadas por teléfono, puse en ello mucha paciencia, paciencia… cuánta paciencia.


Todavía no puedo creer que las mujeres y los hombres zapatistas llegarán a Europa y a Italia. Un sueño, sí. Pero, sobre todo, una oportunidad para volcar planes, mezclar idiomas, hacer preguntas y encontrar la forma de dar respuestas.


En medio de todo esto, una nueva generación de rebeldes está redescubriendo la experiencia del EZLN. Pues sí, porque en media Europa, quizás también por la velocidad impuesta por las redes sociales, generaciones enteras han perdido de vista la perspectiva zapatista. Hay jóvenes militantes que no conocen la experiencia del sureste de México, o si la conocen, les puede resultar borrosa, turbia, puramente nominal. Pero mi emoción sólo es similar al entusiasmo con el que la noticia de la salida de la Montaña significó que el confinamiento de COVID-19 se rompiera antes de que las reglas del Estado lo hicieran.


La máquina solidaria se ha activado; han comenzado a brotar iniciativas en nombre de la llegada de la "gira zapatista", sumándose a otras más. Tantas iniciativas que a veces la página Facebook de LAPAZ no lograba contener la tremenda energía que se estaba liberando. LAPAZ. LAPAZ fue una bonita idea que surgió durante un frío octubre cuando unos cuantos hombres y mujeres nos cuestionamos cómo se debía acoger y realizar en Italia la temeraria idea de la travesía marítima lanzada por el EZLN.


Durante la pandemia, el confinamiento y el distanciamiento físico, nos enganchamos al teléfono y los e-mails con Vilma, Vittorio y Annamaria para preguntarnos cómo podríamos construir un camino nacional en un momento histórico en el que los movimientos sociales se resisten en Italia a hablar, colaborar y responder de manera adecuada. Eso a partir del asesinato de un sindicalista que fue atropellado por un camión que no respetó a un piquete de obreros. Sí, eso sucedió de verdad, el viernes 18 de junio, en Novara, una ciudad entre Milán y Turín. Ante algo tan grave, la respuesta fue la indignación mediática y una marcha en Roma. Muy poco. De ahí pasamos a esta fase.


Estamos ante una odiosa contradicción que dice mucho del momento que vivimos en este país que hace sólo 20 años se preparaba para desafiar a los 8 "grandes de la Tierra" reunidos en Génova para el G8. Mientras que hoy luchamos por construir un recuerdo digno de aquellos días, sólo hace 20 años el poder del capitalismo planeaba cómo reprimir el poder interseccional que se desarrollaría en Génova.


En esta encrucijada el miedo a un fracaso era grande, pero la cálida respuesta de cientos de colectivos —una parte de los que en enero firmaron apoyando la propuesta del EZLN para invadir Europa—, fue magnífica y propició que estos meses de trabajo, espera y sueños de que la "Montaña" pasara los controles de la Guardia Civil se transformaran en emoción y lágrimas.


Por supuesto, como escribe el SupGaleano, todavía falta todo. Pero si miramos ese todo desde una perspectiva diferente podemos ver que, durante 50 días y 50 noches, personas valientes viajaron en un barco y llegaron a las costas de Europa. Al mismo tiempo, o, mejor dicho, algunos meses antes, en toda Europa se habían formado asambleas territoriales, regionales y nacionales para responder a las preguntas de compañeros y compañeras, y en Italia pasó lo mismo.


A pesar de las fatigas, LAPAZ es un proyecto hermoso, capaz de unir las piezas del mundo político desde abajo, que tenía dificultades para hablar, dialogar y conocerse. LAPAZ, afortunadamente, no es el todo. Conocemos otros entes que han escrito al EZLN para invitarlos, sabemos que la construcción del viaje a Italia habrá de tener en cuenta muchas complejidades y sobre todo las necesidades de la delegación.


Pero de alguna manera todo esto es parte de un nuevo comienzo que quizás no sea un comienzo, sino un punto en la línea recta que dictará el tiempo de esta misión, una misión que se compone de muchas cosas, incluso del tiempo de espera y preparación. Por lo tanto, el comienzo quizás se remonte a en una noche de finales de septiembre, cuando lo que quizás era un insecto, quizás un escarabajo, o quizás una cucaracha vestida con armadura y espada y con una pipa en la boca, susurró a los oídos de Europa que un barco habría de hacer el viaje de Cristóbal Colón en sentido inverso.


O tal vez todo esto sea un sueño que me dio la segunda dosis de Pfizer que me inocularon el otro día y que me dejó sin dormir.


Sí, porque hoy, parece que los periódicos, al menos en Italia, no tienen tiempo para hablar de la "Montaña" y escriben sobre la Eurocopa de Fútbol, sobre el pueblo de Japón que no quiere las Olimpiadas, sobre cómo las vacunas están provocando el colapso de casos de COVID-19, incluso sobre si la variante Delta da miedo y por lo tanto debemos suspender los vuelos a Inglaterra. Y luego están las primarias del PD y el Green Pass. O a lo mejor siempre es así y mañana, mientras comente la llegada a Vigo en Onda d'Urto llamaré a Sante, uno de los compañeros italianos de LAPAZ que ahora está en Vigo, y entenderé qué hacer para Il Manifesto y Radio Popolare. Así, hablaré con el comité de comunicación y con otros hombres y mujeres, intentando seguir ampliando desde abajo, con continuidad, dedicación y complejidad la noticia de la llegada. Y luego, cuando el calendario esté construido, haremos todo lo que haga falta, en medio del trabajo, la familia y de otras luchas sociales.


Porque para mí LAPAZ significa mucho, significa un cambio generacional, significa haber involucrado a muchas y muchos jóvenes y mayores en el camino, que quieren darlo todo por este camino, por este encuentro, por esta oportunidad.


"Todos somos útiles, nadie es indispensable", eso es mucho más que un lema: un estilo de vida y militancia. Y es lindo pensar, desde la perspectiva de LAPAZ, que hoy los que están en Vigo no son aquellas personas que empezaron a ir a México en 1994; es lindo saber que los que están en Vigo o están a punto de salir para Vigo nunca han estado en Chiapas; es lindo saber que construir un camino significa confiar, abrir espacio, responsabilizar y hacer crecer a las personas. Dentro de nuestras posibilidades, quizás también nosotros sepamos asombrar y agregar algo indefinible que hoy mira al futuro.


Así que bienvenidos, bienvenidas, bienvenidoas. Y que comience la invasión. No dejaré de prepararla. No dejaremos de prepararla. No dejaremos de emocionarnos, de construir un mundo diferente.


Andréa Cegna es periodista italiano de Radio Onda d’Urto, colaborador de Radio Popolare, Il Manifiesto y Q Code Magazine. Escritor, activista social y soñador.


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