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Segunda Asamblea Nacional por el Agua y por la Vida

Publicado en Camino al Andar

26 de febrero de 2023

Por Red Universitaria Anticapitalista

Santiago Mexquititlán, barrio quinto. Sur de Querétaro. Territorio ancestral. Territorio otomí.


Aquí se celebran poco menos de dos años de detener un saqueo de agua. El 31 de marzo de 2021, habitantes de este pueblo originario se percataron de que algunas pipas sin identificarse estaban sustrayendo clandestinamente agua de su pozo para llevarlas a manos de privados. “Los malos gobiernos”, que reinan ahí desde hace décadas, lo sabían, les ayudaban, se beneficiaban. Por ello las personas del pueblo las retuvieron.


Una de esas pipas todavía se encuentra hoy en las cercanías del campamento que se instaló durante esos días. Sobre ella, se lee la denuncia-consigna pintada por los aerosoles de jóvenes de algunos barrios de la ciudad de Querétaro. Es la bandera de esta lucha por la defensa del agua que ya es emblemática para el bajío y el resto de México. En la pipa se lee: “no es sequía, es saqueo”.


Aquí, este 18 y 19 de febrero, tuvo lugar la segunda “Asamblea Nacional por el Agua y la Vida”, a la que asistieron cerca de 600 hombres, mujeres, joven@s, niños, niñas, adultos, adultas, ancianos, ancianas pertenecientes a 125 colectivos, organizaciones, redes, pueblos, naciones y comunidades indígenas, provenientes de 18 estados de México y de otros 6 países.


“¡El agua es del pueblo carajo!”


Son dos días de discusión, de denuncias, de trabajo, de toma de acuerdos asamblearios, de mesas. También de música, de punk en hñäñho, de versos, de cultura, de defensa activa de las lenguas indígenas, sin olvidar que estas se defienden cuando se defiende el territorio.


Es celebración y tequio de un pueblo y una asamblea que se teje. Es jornada de jóvenes, de cantos y de consignas que expresan y renuevan la idea de que “otro mundo es posible”.


Pancartas, lonas y banderas de diversas organizaciones y naciones que simpatizan con las consignas de libertad, democracia, paz y justicia del Ejecito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y del Congreso Nacional Indígena (CNI), proveen de unos muros laterales para la reunión.


También acompañan imágenes de Samir Flores, del sub, de las mujeres otomíes que dan rostro al cartel y al arte rebelde de la asamblea. Una enorme lona, que recuerda a la primera Convención Nacional Democrática en Guadalupe Tepeyac en 1994, funciona de techo.


Debajo de ella, decenas de personas caminan, se mueven, se sientan, discuten, se saludan, permanecen atentas a las voces de quienes comparten su palabra. Acuden medios libres, prensa crítica, colectivas. Se comercializa café, miel, muñecas grabados que provienen de las redes de economías de las economías de abajo.


Detrás de mamparas, decenas de mujeres y hombres otomíes trabajan arduamente para proveer de alimentos, resguardo y seguridad a los asistentes. El campamento dispone de ecotecnías que son provistas por redes de trabajo urbano-rurales.


Durante los dos días de trabajo, la asamblea delibera y acuerda sostener y multiplicar acciones que frenen el despojo de agua. Estudiantes, docentes e integrantes de organizaciones hacen solidariamente el trabajo de relatores y moderadores.


Se orquesta una “Acción Global en contra del despojo de Agua y por el derecho a la Vida” para el 22 de marzo de este año, en el que también se celebran 40 años de vida del EZLN.


También, se plantea que para agosto de 2023 se lleve a cabo la Tercera Asamblea Nacional del Agua y la Vida en los territorios de los pueblos originarios del sur de la Ciudad de México.


Al inició de las jornadas, el abogado Carlos González comparte un panorama general de las diferentes luchas de los pueblos a lo largo y ancho del país, quienes interponen múltiples recursos legales en contra de los tres niveles de gobierno y de consorcios privados. Se plantea que, a diferencia de ellos, el territorio significa “de manera esencial, […] tierra y el agua “. El territorio es vida para los pueblos.


Le acompañan la palabra de los integrantes de la Casa de los Pueblos Altepelmecali, de la comunidad otomí residente en la Ciudad de México y del Concejo Autónomo de Santiago Mexquititlán.

Más voces se suman en las tres mesas de trabajo que transcurren durante la tarde de la primera jornada.


Integrantes del Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios Originarios de la Cuenca del Anáhuac, la Asamblea de Pueblos del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio, Pueblos Unidos de la región Cholulteca y los Volcanes, la Red en Defensa del Agua y la Vida, la Asamblea del pueblo Chontal, el pueblo de Xoco, entre otras varias decenas de organizaciones, colectivos y colectivas, ponen en común sus análisis sobre las prácticas de despojo a las que recurren trasnacionales, inmobiliarias y gobiernos.


Desde estas distintas geografías que concurren e integran en esta reunión, se hacen denuncias de los negocios del agua en Xochimilco, en Amealco, en Puebla. También de las grandes empresas que extraen cotidianamente cantidades inhumanas de agua a costa de pueblos enteros en sequía, como Nestlé, Bonafont y Coca-Cola.


En prácticamente todas las ciudades, como el sur de la capital, en Querétaro, en San Luis Potosí, en Puebla, en las ciudades del sureste, las inmobiliarias con ayuda de los gobiernos avanzan rapazmente sobre territorios indígenas y no indígenas. Por poner un ejemplo, tan sólo la torre Mitikah, ubicada en la alcaldía Coyoacán, en el pueblo de Xoco, consumé cerca de cuatro millones de agua al día.


Desde la península de Yucatán, se denuncian fuertes afectaciones ambientales por agrotóxicos y contaminación del agua. En el sur de Veracruz, en la Sierra de Santa Martha, se anuncia el asedio de gasoductos de cientos de kilómetros que van a perforar aún más el golfo, para robar recursos. También de nuevas leyes de agua, que la privatizan, como ya ocurrió en Querétaro. En territorio chontal, Oaxaca, se denuncian de robo de tierras.


En Sierra de las Cruces, en Huixquilucan, se habla de despojo de aguas, de tierra, de feminicidios. También en el Estado de México, desde la voz de integrantes del Sistema Autónomo de Agua Potable de Zumpango y de los pueblos originarios de Tecámac, se externa que el daño de las obras que succionan y expulsan agua contaminada sobre la vida de las personas.


De forma general y en la mayoría de los territorios, se habla de engaños por doquier. De diputados, de presidentes municipales, de gobiernos estatales, de jefas de gobierno, de mesas de dialogo, de foros, del presidente del país.


Se comenta del crecimiento de los paramilitares, del crimen organizado, de la presencia de la Guardia Nacional. En todas las mesas se coincide que “regar el miedo” es uno de los mecanismos que facilitan el despojo.


“saqueo, extracción, tráfico, venta y explotación del agua […] exterminio de nuestros bosques, ríos, mares, minerales, flora, fauna, riqueza y diversidad tanto cultural como lingüística […] racismo, discriminación, despojo de la vida”.

También se denuncian los efectos devastadores de los tres megaproyectos que se han impuesto por decreto presidencial, custodiados por policías, militares y paramilitares de la 4T: Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos y el Corredor Transístmico.


Son las lecturas comunes de la asamblea.


Se trata de una geografía del despojo, al que se le antepone también una geografía comunitaria y de las resistencias, que es expresada en “Una mapa” que prevalece al fondo de la asamblea.


Les jóvenes y las mujeres también reiteran, en diversas ocasiones, directa e indirectamente, que la resistencia necesita ser necesariamente antipatriarcal, y también con rostro juvenil.


Hay acuerdos, hay comisiones, hay tareas. La asamblea cierra. Se decide que lleve nombre y exigencia de aparición con vida de los compañeros Ricardo Lagunes y Antonio Diaz, defensores del territorio y de los derechos humanos.


Casi al final, se deja escuchar un mensaje de esperanza y un canto que proviene del corazón y de la profunda tierra otomí que abraza a todos los asistentes.


Se gritan consignas. Se lanzan mensajes. Se acuerpa físicamente la segunda Asamblea Nacional por la Vida y el Agua.


Para Estela Hernández, del Consejo Autónomo de Santiago Mexquititlán, este evento dota de fuerza y unión a todas las organizaciones, pueblos y comunidades que ahí se reúnen:


“Se vio el verdadero rostro de la asamblea nacional en defensa del agua. La hermandad generada entre los pueblos de México y del mundo que viven, luchan y resisten, supera cualquier expectativa. No esperábamos que a la convocatoria asistieran compás de otros países, se hizo en realidad una asamblea internacional”.


La dignidad avanza para hacerse costumbre.


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