Publicado en Contretemps
10 de enero de 2023
Por Chris Den Hond
Hace unos días se cometió una nueva masacre de kurdos en pleno centro de París.
Como hace exactamente diez años, tres personas kurdas fueron asesinadas por un
individuo armado, entre ellas una dirigente del movimiento de mujeres kurdas. Se sabe
que el individuo en cuestión ya había atacado un campo de exiliados, pero poco se
sabe por el momento de las condiciones en las que llegó a atentar contra el Consejo
Democrático Kurdo de Francia, precisamente en el momento en que se iba a celebrar
una importante reunión del movimiento de mujeres kurdas.
Este nuevo atentado terrorista contra la minoría kurda debe llevarnos a redoblar
nuestra solidaridad con su lucha, pero también a examinar el proyecto político que
llevan a cabo las organizaciones kurdas, constantemente atacadas por el régimen de
Erdogan, la extrema derecha turca y las corrientes integristas armadas presentes sobre
todo en Siria, así como el intento de aplicar este proyecto en Rojava.
El asesino racista que mató a tres kurdos en París el 23 de diciembre de 2022 dijo que estaba enfadado con ellos por "hacer prisioneros en su lucha contra Daesh en lugar de matarlos". Unas semanas antes, el 13 de noviembre, un atentado en Estambul causó 6 muertos y 81 heridos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó inmediatamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a las Unidades de Defensa Popular (YPG), de haber ordenado el ataque "desde Kobane" . Un pretexto ideal para lanzar una nueva operación militar en el norte de Siria. El resultado es conocido: bombardeos intensivos sobre Rojava y la amenaza de una operación terrestre. Erdogan está dispuesto a todo para ser reelegido la próxima primavera.
El PKK, las YPG y las Fuerzas Democráticas Sirias(SDF) niegan cualquier implicación en este ataque y revelan que la detenida es una mujer árabe siria casada tres veces con miembros de Daesh y cuyo hermano es comandante del Ejército Sirio Libre (FSA), que opera en Afrin, de la mano del ejército turco. Además, su teléfono móvil tenía el número de teléfono del líder fascista del Partido de Acción Nacionalista (MHP) de Sirnak (Turquía). Todo tiene pinta de ser un montaje.
Como el asesinato de nuestras tres compañeras kurdas, en pleno París, en enero de 2013, atribuido a "un disidente del PKK". ¿Víctimas los kurdos? Desde luego. ¿Pero no será porque proponen un proyecto político muy innovador por lo que son atacados por los nacionalistas turcos, árabes y de otros países?
El 9 de diciembre de 2022, en Orient XXI, Jean Michel Morel afirma:
"Si quiere volver la magistratura suprema, Erdogan debe por tanto convencer más allá de su campo y asegurarse algo más que los votos de sus partidarios del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), así como los de su aliado el Partido de Acción Nacionalista (MHP) y los secuaces de su ala paramilitar, los fascistas Lobos Grises. Para ello, se activó de nuevo el resorte del nacionalismo y del racismo antikurdo. En este contexto, la bomba de la calle Istiklal de Estambul (si no fue colocada por los servicios secretos turcos) fue una grata sorpresa" (...)
"Ahora, para el presidente, la prioridad es reunir "en torno a la bandera" a quienes recuerdan con horror la proliferación de atentados ocurridos entre 2015 y 2017. Se trata también de designar a la vindicta popular a los enemigos que se le resisten: el PKK en las montañas de Qandil, en el norte de Irak, y el PYD en la Rojava siria. Enemigos contra los que ha incrementado sus operaciones militares, utilizando drones Bayraktar TB2 para llevar a cabo asesinatos selectivos de líderes del PKK y del PYD e invadiendo el norte de Siria en tres ocasiones.
Un proyecto político que inquieta
Desde hace 10 años, los kurdos sirios, con sus asociados árabes, siriacos y otros que viven en Siria, intentan establecer un sistema político multi-comunitario y multiconfesional. Esto no es fácil en un mundo asolado por un preocupante aumento del nacionalismo de extrema derecha. Elegir una Siria federal, descentralizada y con un alto grado de autonomía en lugar de un pequeño Kurdistán sirio independiente (Rojava tiene el tamaño de Bélgica) no fue una elección fácil.
En 2011, al inicio de la revolución siria, los kurdos sirios -que en su mayoría apoyaban las políticas del clan conservador del PDK de Barzani en Irak- fueron presionados para unirse a la oposición siria con sede en Estambul reunida en el "Consejo Nacional Sirio". Pero antes de comprometerse, los kurdos querían garantías: si ganaban al régimen sirio, ¿tendrían derecho a la autonomía, al respeto de su identidad? Bassam Ishak, cristiano siríaco, ex director de una organización de derechos humanos en Hassaké, se había afiliado inicialmente al Consejo Nacional Sirio (CNS) antes de unirse a las fuerzas políticas de Rojava:
"Cuando la revolución pasó de las manifestaciones pacíficas a la insurgencia armada, el CNS cambió de objetivo. La oposición siria que el CNS dice representar quiere derrocar a Bashar al-Assad sin conceder ningún tipo de autonomía o reconocimiento a los kurdos de Siria. Así que tenía que elegir entre el proyecto de Estado religioso del Consejo Nacional Sirio, o la Siria nacionalista árabe de antes, o un Estado pluralista. La mejor manera de evitar que vuelva a haber un dictador en Damasco es distribuir el poder entre las regiones. Así que me sumé a la opción de una solución federal y democrática propuesta por los kurdos"[1].
La debacle del Ejército Sirio Libre (ESL)
Hikmet Habib, árabe de Qamishli y copresidente del Consejo Democrático Sirio, brazo político de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), alianza kurdo-árabe-siria que controla el norte y el este de Siria, se hace eco de esta opinión. Hikmet Habib perdió a varios miembros de su familia en la lucha contra Daesh. Se unió al Ejército Sirio Libre al comienzo de la revolución siria:
"Yo hacía parte del Ejército Sirio Libre (ESL), pero los abandoné cuando me di cuenta de que se comportaban muy mal con la población civil. Secuestro, extorsión, robo y violación. Me uní a las Fuerzas Democráticas Sirias y a su Consejo Democrático Sirio, ya que quiero luchar por una Siria descentralizada"[2].
Lo que está ocurriendo en la provincia de Afrin tras su invasión por Turquía, simboliza el proyecto político que Erdogan pretende aplicar en todo Rojava. En el cantón de Afrin se están produciendo cambios demográficos. La ciudad era 95% kurda, ahora es sólo 15%. Este es el resultado de la limpieza étnica llevada a cabo por las autoridades turcas y sus mercenarios sirios. Los kurdos han sido sustituidos por sirios de Idleb o Ghouta, a menudo familiares de yihadistas que combatieron con el Estado Islámico o Al-Nusra.
Saqueos, robos, violaciones, secuestros para pedir rescate, esto es lo que le espera a todo el norte de Siria si Erdogan llega a instalar una "franja de seguridad" de 30 kilómetros a lo largo de toda la frontera turco-siria.
El Ejército Sirio Libre, o lo que queda de él hoy, ha perdido definitivamente toda credibilidad desde que sus milicianos acompañaron a los tanques turcos que vinieron a masacrar a los kurdos en Afrin en 2018 o en Tal Abyad y Serekeniye en octubre de 2019.
Hoy, como auxiliares del ejército turco, estos mismos milicianos controlan la provincia de Afrin y la zona entre Tal Abyad y Serekeniye. Ilham Ahmed, copresidente del Consejo Democrático Sirio, también justifica la imposibilidad de que los kurdos sirios se unan a la oposición siria con sede en Estambul:
"La mayoría de los grupos armados sobre el terreno son extremistas y cuentan con el apoyo de Turquía. Intentar llegar a un acuerdo con estos grupos radicales y yihadistas sería un suicidio para nosotros"[2].
Kobane: el punto de inflexión
Al principio de la guerra siria, el régimen de Assad retiró muchas de sus tropas de las regiones kurdas y las utilizó en otros lugares. El Partido de la Unión Democrática (PYD), que se ha convertido en el mayor partido de las regiones kurdas de Siria, aprovechó el vacío institucional para implantar su modelo de sociedad en Rojava, optando por la estrategia de la "tercera vía". El PYD, aunque se oponía al régimen de Assad -que había oprimido a los kurdos durante décadas-, no era partidario de un levantamiento armado. Y menos aún cuando la cúpula político-militar de esta oposición armada se encontró en manos de grupos yihadistas.
Tras la reconquista de Kobane en 2015 por las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ), ayudadas por el PKK, los kurdos continuaron su avance. La población kurda de Siria no tardó en apoyar a las YPG y sumarse al proyecto del PYD. Ambos proporcionaron seguridad y comenzaron a establecer estructuras democráticas, inspiradas en el comunalismo de Murray Bookchin y Abdullah Öcalan[3]. Por su parte, el líder kurdo iraquí Barzani, engatusado desde hace tiempo por Estados Unidos e Israel -y, por tanto, también por Bernard-Henri Levy y Caroline Fourest-, mantiene buenas relaciones con Turquía y aboga por un pequeño Kurdistán independiente en Siria.
¿"Convivencia" o nacionalismo retrógrado?
Adoptado en 2014, el texto básico, el Contrato Social de la Federación Democrática del Norte y Este de Siria, rechaza el nacionalismo y aboga por una sociedad igualitaria y paritaria que respete los derechos de las minorías. El gobierno autónomo ha establecido un nuevo sistema educativo. Una de sus prioridades ha sido la introducción de un programa escolar en tres lenguas, árabe, kurdo y siríaco, con nuevos contenidos educativos para las asignaturas no científicas.
El establecimiento de un sistema federal descentralizado va en contra del nacionalismo árabe, turco, iraní e incluso kurdo. Las comunidades no kurdas de Siria no iban a comprometerse con los kurdos sirios por un Kurdistán independiente en el que ellos, a su vez, serían una minoría dependiente de la buena voluntad de los "nuevos amos". Allí donde las FDS y el Consejo Democrático Sirio (CDS) tienen poder, han establecido municipios, ayuntamientos y consejos regionales y provinciales en los que sirios, armenios, turcomanos, kurdos y árabes gozan de representación proporcional y del respeto de todos sus derechos. Por eso Raqqa fue liberada por fuerzas compuestas en su mayoría por árabes. Y también por eso la invasión turca de Tal Abyad y Serekeniye no provocó un levantamiento de las tribus árabes contra los kurdos.
Mazloum Abdi, comandante en jefe de las FDS, ha estado en las cárceles del régimen de al-Assad y Erdogan ha puesto precio a su cabeza. Según él, "uno de los objetivos del ataque militar turco de octubre de 2019 era romper la unidad existente del pueblo de la región entre kurdos, árabes y siríacos cristianos". Pero ocurrió lo contrario. Mucha gente esperaba que nuestro trabajo aquí, que dura ya ocho años, quedara destruido y que las FDS desaparecieran, pero los lazos entre las comunidades son más fuertes que nunca. El pueblo no quiere a Turquía, no quiere que vuelva el régimen"[4].
Polat Can, comandante del YPG, fue responsable de las operaciones que condujeron a la liberación de Deir Ez-zor. En 2020, dio testimonio de esta evolución de las relaciones entre las poblaciones kurda y árabe:
"Cuando fui responsable de la liberación de la región de Deir Ez Zor, tenía 13.000 soldados bajo mi mando. Sólo 100 de ellos eran kurdos. El resto eran árabes. La gran mayoría de los 1.000 mártires son árabes. Vivimos juntos, trabajamos juntos, tenemos que respetarnos. Es difícil, pero estamos cambiando la mentalidad. En el norte y el este de Siria, árabes y kurdos conviven ahora, y las cosas van cada vez mejor. Es importante saber que la mayoría de los árabes no quieren que el régimen vuelva aquí"[5].
El proyecto político de una federación democrática desafía al régimen de Damasco. Para que sea viable, tarde o temprano, al-Assad y/o sus protectores rusos o iraníes tendrán que concederle algún tipo de autonomía. A día de hoy, no hay ninguna declaración, ningún paso concreto de Damasco, Moscú y menos aún de Teherán hacia un reconocimiento de la autonomía kurda dentro de una Siria descentralizada. La negativa de Damasco a ceder en la cuestión de la autonomía o la descentralización impide cualquier acuerdo político con los kurdos. Sin el apoyo de Irán y Rusia, el régimen es incapaz de mantenerse. Los pocos soldados desplegados en el noreste son una fuerza demasiado pequeña en comparación con las Fuerzas de Autodefensa y no significan en absoluto un "retorno del régimen" al norte y este de Siria.
Ningún acuerdo con Damasco
"Había mucha desconfianza entre las comunidades árabe, turcomana y otras hacia los kurdos. Temían que quienes derrotaron a la Organización Estado Islámico (EI) se vengaran de ellos por el maltrato de las autoridades sirias a los kurdos. Los kurdos sufrieron mucho por la política de asimilación del régimen baasista", recuerda Hikmet Habib. "En cuanto las Fuerzas de Autodefensa liberaron las zonas en manos del EI, hicimos grandes esfuerzos por restablecer la confianza creando comités y consejos de reconciliación que representaran a todos. Hoy podemos decir que el 60% de los miembros de las Fuerzas de Autodefensa proceden de tribus árabes".
Los kurdos de Siria niegan cualquier "colaboración" con el régimen. Hablan más bien de una cohabitación. Antes de 2010, Damasco nombraba gobernadores en las provincias, que a su vez nombraban a sus subordinados. Desde la creación de la Federación, la administración en el norte y el este de Siria se ha descentralizado con representantes de todas las comunidades y ya no existe una religión estatal. Ilham Ahmed, copresidente del Consejo Democrático Sirio, que en julio de 2018 encabezó una delegación del CDS a Damasco para las primeras conversaciones con el régimen de Bashar al Assad: "Exigimos que la Siria del mañana incluya zonas autónomas. Queremos una nueva Constitución en la que se consagre la descentralización".
En octubre de 2019, en la revista online Orient XXI, el periodista Fehim Tastekin explica:
"La posición de Damasco hacia los kurdos se formuló de la siguiente manera: Deshazte primero de las tropas norteamericanas y luego ya veremos. Pero como los kurdos no tienen ninguna garantía de que Damasco, Moscú o Teherán les concedan la autonomía que reclaman, ¿cómo podrían pedir a Estados Unidos que se retire? Además, las FDS exigen una autonomía militar que el ejército oficial sirio no está dispuesto a concederles."
En 2019, tras la enésima invasión turca del norte de Siria, y tras un acuerdo con Rusia, el ejército regular se desplegó en la frontera turca, estableciendo someros puestos fronterizos. Se trata menos de una presencia militar que de una presencia política simbólica para impedir que Turquía vaya más allá de la zona comprendida entre Tall Abyad y Serê Kaniyê. Pero Damasco quiere aprovecharlo para recuperar el control de todo su territorio. El SDF se niega y pone sus condiciones.
Para Polat Can, "Rojava no puede volver a la situación anterior a 2010. Esto nunca ocurrirá. No permitiremos que se prive a los kurdos de sus derechos y no destruiremos la relación entre kurdos, árabes y cristianos. Aparte de eso, podemos negociar lo que quieran: el nombre de la región, la bandera, la frontera, todo. Hay un acuerdo militar con el régimen sirio para asegurar la frontera, pero en otros lugares son las FDS las que siguen controlando la zona en el norte y el este de Siria: en Manbij, en Kobane, en Raqqa, en Tabqa, en Qamishli, en Hassakeh, en Derik... y es nuestra policía, la Asayish, la que controla los puestos de control."
Mazloum Abdi añade:
"Pedimos dos cosas al régimen sirio que son esenciales para una solución a largo plazo en Siria. Uno: que la autonomía forme parte de la constitución siria. Dos: que las Fuerzas de Autodefensa formen parte constitucionalmente de la defensa de toda Siria. Hasta que no se cumplan estas exigencias, no habrá acuerdo, porque estas son nuestras líneas rojas. Las y los combatientes de las Fuerzas de Autodefensa tendrán que cumplir su servicio militar aquí, en esta región."
Rojava, amenazada por una nueva invasión terrestre
Erdogan lleva varios meses amenazando con una invasión terrestre de Rojava y más allá para completar su zona de "seguridad" desde Afrin hasta Qandil. Los rusos utilizaron estas amenazas para conseguir que las Fuerzas de Autodefensa cedieran el norte y el este de Siria a Damasco. El SDF se negó. En cuanto a los rusos, saben que juegan una partida arriesgada con Turquía, que, una vez ocupado un territorio, no se retira de él. El ejemplo del norte de Chipre está ahí para demostrarlo.
Por su parte, Estados Unidos, aunque permite a Ankara bombardear Rojava y utilizar drones asesinos, ha pedido explícitamente a Turquía que no se involucre en una invasión terrestre. Y ello por dos razones: los territorios sirios ocupados por Turquía son santuarios para toda la galaxia de yihadistas de Al Qaeda, la OEI, Hayat Tarhir al-Sham, el Ejército Nacional Sirio, formado por mercenarios sirios al servicio de Turquía, los restos del ASL, etc. En este contexto, las Fuerzas de Autodefensa siguen siendo su aliado más eficaz. La lucha contra la OEI dista mucho de haber terminado. La organización acaba de atacar la prisión y el municipio de Raqqa. El SDF está amenazado por todos lados.
En Siria, el proyecto democrático de las Fuerzas Democráticas Sirias amenaza el nacionalismo árabe del régimen de al-Assad. En Turquía, el mismo proyecto democrático podría, en las elecciones del año que viene, derrotar la política negadora del pueblo kurdo de Erdogan, que gobierna con los fascistas del MHP. En Irak, la coalición kurda KDP-UPK es objeto de la ira constante de la población, que cada vez acepta menos la corrupción y la mala gestión del país. Y en Irán, el lema Jin, Jiyan, Azadi (Mujer, Vida, Libertad) lanzado hace años por el ala feminista del PKK se ha convertido en la principal consigna que sacude al régimen de los mulás.
La mayor amenaza para la aventura revolucionaria de Rojava es su aislamiento y desgaste. Ahora sabemos que el socialismo en un solo país no es viable. Los propios kurdos están haciendo todo lo posible por extender este experimento revolucionario a otros países. ¿No podríamos apoyarles y ayudarles a tener éxito? Su éxito será nuestro éxito. Su fracaso también.
Notas:
[1] Ver: "Une utopie au coeur du chaos syrien", Le Monde diplomatique, septiembre de 2017, por Mireille Court y Chris Den Hond. Y en vídeo para OrientXXI: https://youtu.be/Js6PAWd202M.
[2] Ver: "Le Rojava: entre compromis et Utopie. Quelle autonomie pour les Kurdes dans la
Syrie de demain", Le Monde diplomatique, diciembre de 2018, por Mireille Court y Chris
Den Hond. Y en vídeo para OrientXXI: https://youtu.be/AkdpNniwkjE.
[3] Ver: Stephen Bouquin, Mireille Court, Chris Den Hond (coord.), La Commune du Rojava, l'alternative kurde à l'État-nation, París, Syllepse, 2017.
[4] Entrevista con Mazloum Abdi y Polat Can por Mireille Court y Chris Den Hond, diciembre de 2019. https://www.revue-ballast.fr/rojava-les-populations-ne-veulent-pas-dela-turquie-ni-dun-retour-du-regime-syrien/
[5] Véase: "L'avenir suspendu du Rojava. Damasco y Ankara se disputan el enclave sirio", Le Monde Diplomatique, febrero de 2020, por Mireille Court y Chris Den Hond. Y en vídeo para OrientXXI https://youtu.be/a2p9tGMe7Mw
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