Publicado en Camino al Andar
31 de mayo de 2024
Por Léa
Mi nombre es Léa y soy una de las nueve detenidas europeas actualmente enfrentándonos a deportación en Grecia, en el centro de detención de Amygdaleza, tras nuestro injusto secuestro por parte de la policía griega durante una acción política. Esta acción era parte del movimiento global estudiantil exigiendo a las universidades “desinvertir” en entidades sionistas, y acabar con el genocidio y la ocupación en Palestina.
Fuimos detenidas el miércoles 15 de mayo (el día de Nakba) y desde entonces hemos sido encerradas sin ninguna condena y también sin la oportunidad de defendernos en juicio. Se trata claramente de un acto vengativo por parte del estado griego para silenciar el movimiento solidario con Palestina. De hecho, la razón dada para nuestra deportación es que se nos clasifica como individuos representando una amenaza a la seguridad nacional. ¿Pero como puede ser esto cuando ninguno de nosotros ha sido convicto de ningún crimen, y ni siquiera haber tenido un juicio? Que se nos considere una amenaza para la seguridad nacional es una táctica del gobierno fascista griego para dirigir la opinión popular en contra del pueblo palestino y la solidaridad hacia este, como hizo evidente el mismo primer ministro Mitsotakis con sus declaraciones el día de nuestro arresto: “si alguien piensa que pueden repetir lo que han visto en otros países y ocupar las universidades, poner tiendas de campaña y crear un caos, están completamente equivocados”. Entonces, que se nos clasifique de esta manera tiene muy poco que ver con los hechos para nuestro arresto, sino que al contrario es una táctica política usada por el gobierno para silenciarnos.
Habiendo crecido como una persona Negra, tanto en Europa como en África, he presenciado de primera mano los restos de la opresión colonial y la lucha por la autodeterminación. En Europa, he enfrentado racismo sistemático y marginación social, mientras que, en África, he visto los duraderos impactos de la explotación colonial. Estas experiencias hacen eco con las luchas Palestinas bajo la ocupación sionista, remarcando las interconexiones de nuestras luchas por justicia. Estas luchas resuenan profundamente en mí y alimentan mi compromiso por la justicia global.
Durante nuestra detención, hemos presenciado numerosas violaciones de derechos humanos, no sólo contra nosotros, sino también contra otros residentes del campo “sin papeles” que carecen de representación legal.
Negligencias Médicas:
-Una persona de nuestro grupo requiere medicación diaria, por la cual seguimos teniendo que luchar cada día, resultando en la pérdida de varias dosis.
-La petición de otra detenida para obtener apoyo psicológico fue denegada.
-El doctor en el campo raramente está disponible, y cuando ocurren emergencias la atención médica se retrasa peligrosamente debido al aislamiento del campo.
Restricciones alimentarias:
- La comida de los detenidos es dudosamente comestible y nutricionalmente insuficiente. Encontramos sospechosos residuos azules en nuestra comida, lo que nos preocupó por la posibilidad de que estuviese contaminada con drogas.
-A pesar de las regulaciones, a las personas que nos visitaron se les prohibió traernos comida, por lo que nos obligan a comprar en el minimarket del campo, que tiene precios altísimos y almacena productos que apoyan el régimen Sionista
Manipulación de los derechos de visita:
- nuestro derecho a visitas ha sido gravemente violado, con acceso muy limitado y sin encuentros privados con nuestras personas queridas.
-Esto se contradice con las pautas dadas por la embajada, que nos garantizaban visitas más frecuentes y privadas.
Negación del Derecho a la Información:
- Las autoridades griegas rutinariamente intentan hacernos firmar documentos en griego sin traducción, violando nuestro derecho de entender las implicaciones.
- Inicialmente, no se nos tradujo ni nuestras órdenes de deportación, y cuando lo hicieron los intérpretes eran policías infiltrados que intentaban extraer información engañándonos.
En respuesta a estas injusticias, empiezo hoy 24/5/2024 una huelga de hambre que durará hasta que se cumplan nuestras demandas, y tanto como esté detenida en este campo.
Mis demandas son:
1. Que se investiguen los residuos azules que encontramos en nuestra comida y el fin de las prácticas para debilitar a los presos mediante la dieta
2. Permitir a los detenidos recibir comida y agua de los visitantes.
3. Asegurar la presencia de doctores en el campo.
4. Garantizar que los detenidos sujetos a tratamiento médico reciban las medicaciones necesarias.
5. Proveer con citas médicas a todos los detenidos.
6. Respetar los derechos a visitas acorde a los estándares internacionales.
7. Asegurar la presencia diaria de traductores en francés, inglés, árabe y farsi.
8. Que se acabe nuestro encierro ilegal y que se anule la orden de deportación expedida antes de juicio.
Recuerdo el por qué estamos encerradas: Palestina ha estado bajo ocupación militar Zionista desde 1948, sometida a segregación racial (apartheid) y genocidio. Nuestra detención es una decisión política para silenciar la solidaridad con Palestina. Esto no va a ocurrir.
La interseccionalidad nos enseña que las luchas por justicia están conectadas. Reflejando mi herencia Africana, la resiliencia y coraje de mis ancestros contra la norma colonial, me inspira para continuar luchando contra todas las formas de opresión. Los paralelismos entre las luchas de liberación africanas y la lucha palestina por libertad son claras, remarcan la lucha universal por dignidad, justicia y derechos humanos.
Me uno a la larga tradición de prisioneros políticos y detenidos administrativos usando sus cuerpos en forma de protesta. Mi huelga de hambre es un posicionamiento en contra de los estados fascistas. Lo que me ocurra durante esta huelga es únicamente responsabilidad del estado griego.
En mi huelga de hambre indefinida, solo consumiré agua, azúcar, sal, té y vitamina B1.
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